Hallan muerta a joven mujer raptada por un “duende”

el duende

JIQUINLACA, Intibucá. La joven mujer, raptada supuestamente por un “duende”, personaje sacado de las fábulas pueblerinas, fue encontrada muerta en estado de descomposición el pasado 1 de mayo en esa aldea del municipio de Concepción.

La víctima, Brenda Agustina Yánez Amaya, de unos 33 años de edad, desapareció desde el 12 de abril, sus familiares desconocían que alguien la había matado y dejado desangrar en un matorral.

Yánez Amaya despareció de manera misteriosa en Semana Santa, entre versiones de que se la había llevado el mítico personaje junto a otra joven Dunia Carolina Orellana (23).

Esta última apareció tres días después, mientras estuvo en contacto con sus padres vía WhatsApp, donde relataba que la tenía el “duende” y le daban de comer gusanos, carne cruda y culebras.

 

Sin embargo, la desaparición de Brenda Agustina Yánez Amaya cada vez se tornaba en una incógnita, ya que sus parientes salían a buscarla en comisiones por los cerros, ríos, quebradas y demás comunidades fronterizas con El Salvador.

Pasaron dos semanas, y los habitantes continuaban en sus búsquedas acompañados de elementos de la Policía Nacional, hasta que finalmente se dieron por vencidos.

EL HALLAZGO

No obstante, unos pobladores que recogían leña en potreros de un sector conocido como La Arrinconada, sintieron un mal olor debajo de unos árboles y al investigar recibieron la sorpresa de que se trataba de una mujer muerta.

De inmediato informaron a las autoridades policiales del sector y estos pidieron la presencia de los parientes de Yánez Amaya, quienes confirmaron que se trababa de la joven desaparecida.

El cuerpo de Yánez Amaya presentaba heridas aparentemente con arma blanca, al momento de su hallazgo por policías de Intibucá.

Resulta extraño que no existe una cadena investigativa y no se ordenó que al cuerpo le practicaran la autopsia médico legal para determinar causa y manera de muerte, así como el proceso de identificación para determinar de que en verdad se trata de Brenda Agustina Yánez Amaya.

Tampoco se tienen registros que una morgue móvil haya trasladado su cuerpo a Tegucigalpa o San Pedro Sula para extraer pruebas científicas como ADN, huellas dactilares, cualquier tipo de muestras de hisopado, análisis de fluidos, tejidos y de autopsia dental.

Esos análisis forman parte de un dictamen forense que es trasladado a los fiscales como prueba criminal irrefutable para fortalecer investigaciones sobre muerte violenta de mujeres y femicidios.

Esta muerte es solo uno de al menos una docena de casos, que han convertido esta zona fronteriza entre Honduras y El Salvador como escenario de muertes violentas de mujeres.

Según denuncias criminales, se aprovechan no solo de la idiosincrasia, ignorancia y nobleza de los habitantes de varias comunidades en este sector postergado; sino de la falta de acción policial, fiscal y forense.

Todo eso permite el accionar de los criminales nacionales y extranjeros, especialmente originarios del país vecino.