Si algo le entusiasmaba en la vida a Camila Sofía era cumplir años, por eso siempre su familia se lo celebró, aunque ella ya no esté.
Las fiestas para su natalicio las planificaba desde meses antes y le expresaba a su padre y otros parientes el regalo que quería. Para este domingo 5 de mayo, la niña cumpliría 9 años, y había pedido una tablet y un pastel con la figura de un unicornio.
Pero la acostumbrada celebración del cumpleaños de la niña, este año se trasladó al cementerio Jardines del Recuerdo, donde su padre, Javier Salguero y demás familia, realizaron oraciones en su memoria y le adornaron su tumba.
Camila Sofía es la estudiante que murió el pasado lunes 8 de abril tras caer de una rueda mecánica conocida como la Chicago, en el interior del Centro Escolar Católico Corazón de María, en la colonia Escalón. Esa trágica mañana su delgado cuerpo no soportó el golpe de una altura de 10 metros aproximadamente. La niña murió al instante.
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Desde el día de la muerte de Camila Sofía, su familia no asistía al cementerio, vivieron su luto entre misas, rezos y otras actividades. En la tumba aún hay tierra seca y la grama empieza a poblarse. No habían adornos y la única cruz estaba seca y sus flores deterioradas.
Pero ayer la sepultura de la estudiante de tercer grado quedó adornada de flores, figuras de pájaros, mariposas de plástico, veletas y globos con mensajes de cumpleaños.
Antes de ir al camposanto, Los Salguero asistieron a una misa en la iglesia Corazón de María, el mismo templo donde la niña era parte del coro. Ahí, Camila cantaba junto a otros jóvenes durante los domingos en las misas y otras actividades religiosas.
Los recuerdos de cumpleaños de Camila que viven en la memoria
El padre de Camila no soportó ayer el recuerdo de su hija cuando realizó una oración. Tomó una flor y se arrodilló frente a la tumba a llorar.
“Feliz cumpleaños, hijita. Me queda la satisfacción que siempre estuve contigo y siempre te llevé a la escuela de la mano. Hasta pronto mi amor”, expresó entre lágrimas el padre de la niña.
Javier detalló que en la casa de la familia de Camila sus cosas siguen intactas. Todos los regalos que recibió en celebraciones anteriores están en el mismo lugar donde ella los dejó.
“Sus muñecas, su bicicleta, sus peluches, sus vestidos que estrenó los dejaré ahí por el resto de mis días. Su cama y sus cosas también nunca las tocaré. Quiero recordar todo eso así como mi hija lo dejó, quiero recordar lo ordenada que ella era. Así era mi Camilita”, declaró el doliente.
Camila Sofía quedó huérfana cuando tenía seis meses de edad aproximadamente, su madre murió de una enfermedad y fue su tía quien tomó el papel de madre, apoyada por la abuela paterna, una reconocida señora propietaria de un negocio de comida donde Camila era amiga de todos los clientes.
Pero Javier dice que él nunca descuidó a su hija, siempre la apoyó y aún en las pocas veces que la llevó a los hospitales, se presentaba como el único responsable.
Pero Camila Sofía siempre fue una niña sana y muy activa. Le gustaba participar en el coro de la escuela, en los bailes y practicaba ballet. Acompañaba a su padre a la playa, al cine y a los parques. Era su mejor amiga, recordó Javier.