El amor que desde bachillerato le tenía a una mujer llevó a un soldado salvadoreño a omitir las medidas de seguridad que por su trabajo se recomienda tomar y quedó vulnerable en una zona de Cabañas, en la que fue acribillado por cinco pandilleros.
Desde hace unos meses, Fernando Elías Escamilla Echeverría de 24 años de edad, había formalizado su relación sentimental con una mujer a la que conocía desde su época de estudiante, pero que hasta hoy que era soldado le declaró su amor.
La relación con la joven de 19 años fue un anzuelo indirecto del que se valieron los pandilleros para controlar las visitas que el militar realizaba a casa de su pareja en la localidad el Bañadero del municipio de Guacotecti.
Fuentes consultadas por este medio señalaron que Escamilla fue vigilado durante varios meses por pandilleros que memorizaron la rutina que este realizaba al llegar a visitar a la familia de su novia.
El hecho
El lunes 25 de marzo, Escamilla, quien residía en un municipio vecino, le prestó un vehículo a su padre para verse con su amada. El automotor lo estacionó en la única calle de acceso al lugar a unos pasos de la vivienda a la que ingresó sin problemas.
La tarde se le hizo corta a Escamilla junto a sus seres queridos de quienes se despidió luego de cenar. El reloj marcaba las 7:30 de la noche cuando la víctima le dio el último beso a su pareja y caminó hacía su vehículo donde lo esperaban sus asesinos.
"Le asestaron apróximadamente 30 impactos de bala en varias partes del cuerpo. Usaron una escopeta para destrozarle el rostro", dijo una fuente del caso.
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En la inspección ocular realizada por policías se estableció que el soldado quedó con su arma de equipo en la cintura, los delincuentes no le dieron tiempo de sacarla para poder defenderse.
Al escuchar los disparos, la novia y el resto de su familia salieron a la calle donde encontraron al soldado muerto. La escena dantesca provocó que la madre de la joven entrara en pánico y se desmayara.
Agentes de la Policía Nacional Civil (PNC) insistieron en que el soldado no debió salir por el mismo lugar que entró ya que los delincuentes lo estaban esperando en el lugar, que además, es rural, boscoso, llenos de matorrales.
Las investigaciones preliminares señalan que los delincuentes que ejecutaron al soldado tienen orden de captura y se andan moviendo de un lugar a otro entre las montes y los cerros.