Wilber Ernesto Martínez Guzmán, un salvadoreño de 20 años, no tenía antecedentes penales ni en Estados Unidos ni en su país de origen hasta que, en enero de este año, asesinó presuntamente a cuatro personas. Las fiscalías de distrito de los condados de Washoe y Douglas, Nevada -que llevan el caso en conjunto- han pedido para él la pena capital.
Aunque ambos fiscales -Chris Hicks y Mark Jackson- afirman que la petición de la pena de muerte no está relacionada con el estatus migratorio del joven, el mismísimo Donald Trump ha usado el caso para insistir en la construcción del muro. La agencia federal no ha revelado detalles sobre cómo o cuándo cruzó la frontera.
Según revela la fiscalía, los cuatro asesinatos ocurrieron en un periodo de 10 días y en los domicilios de las víctimas. En ambos casos se da un agravante porque Martínez mató a estas personas para cometer otro delito grave: sustraer dinero y otros bienes.
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De acuerdo al informe policial, el salvadoreño robó a sus víctimas la pistola calibre 22 con la que las mató. Los octogenarios Gerald y Sharon David fueron los primeros asesinados. A los pocos días, Martínez mató a otra pareja (Connie Koontz y Sophia Renken), para la que había trabajado como jardinero.
Martínez Guzmán -acusado por los cargos de homicidio, robo a residencia y armas- está llamado a comparecer en la corte estatal de Nevada el próximo 11 de abril. Mientras tanto, y desde el 19 de enero, permanece detenido sin fianza en la corte del condado de Reno.
El fiscal Hicks dijo en conferencia de prensa que este miércoles, durante el proceso, la fiscalía presentó al jurado testigos y “una cantidad extraordinaria de evidencias” para evitar una audiencia preliminar. “Creemos que reducimos varios meses del tiempo que se habría pasado en la corte penal” -añadió.