El cura Adriano Moraes, de la Iglesia Universal del Reino de Dios surgida en Río de Janeiro, causó controversia en Brasil por dar cocaína a un feligrés dentro de un "ritual de sanación".
El religioso puso la droga a disposición de un joven adicto, a quien pidió "darle el golpe". El hecho ocurrió durante una ceremonia eclesiástica transmitida a través de la televisora Record TV.
El joven, sorprendido por la instrucción, preguntó al cura si la cocaína era "de la buena". Posteriormente, el joven inhaló la droga proporcionada por el cura.
Críticas
La demostración del sacerdote, conocido por tratar adicciones en público, causó consternación entre algunos críticos de televisión, como Flávio Ricco, quien cuestionó el origen de la droga.
"Independientemente del horario, de la estupidez, del acto de consumirse y de todo lo que eso significa, queda la pregunta: ¿cómo esta droga fue a parar allí?", señaló Ricco.
Acción "irresponsable"
Una internauta, identificada como Hanna Borges, calificó de "irresponsable" la acción del cura, por "exponer a un adicto a sustancias que lo han llevado a volverse adicto".
"¿Cuándo van a ser arrestados? ¿O no es un crimen?", preguntó otro usuario en Twitter.
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Otros consideran que puede tratarse de un engaño o estrategia para atraer a "más seguidores a la iglesia y recaudar más dinero". Mientras, un grupo de usuarios señaló que el polvo podría incluso ser maicena o azúcar.
No es la primera vez
Esta no es la primera vez que los pastores de esta iglesia son cuestionados por sus extraños métodos. En 2015, el obispo Rogério Formigoni ofreció drogas a un ex adicto.
"Siente el olor", le dice Formigoni al hombre mientras le muestra una dosis de cocaína, en un video publicado en sus redes sociales. Luego repite la escena con marihuana y cerveza.
Esta situación fue tan escandalosa que el Ministerio Público de Sao Paulo dijo a medios locales que iba a iniciar una investigación entorno a la veracidad de las imágenes.
Este mismo pastor pidió durante una transmisión del programa "Pare de Sufrir", en 2016, que como prueba de fe los presentes entregaran sus coches a la iglesia y volvieran a casa caminando.