"Un día mi padrastro llegó a la casa bajo los efectos del alcohol y prendió un fósforo, nos echó gasolina", cuenta la colombiana Claudia Guerra, una joven sobreviviente de un incendio que casi acaba con sus sueños.
Sufrió quemaduras en la cara, las manos, el brazo izquierdo y en las piernas, desde la ingle hasta la rodilla.
Mientras crecía, Claudia veía que había “personas más bellas que uno y pues uno trata de estar siempre atrás porque uno siente que son superiores”.
Pero entonces quiso sentirse mejor "y decir yo acá estoy para salir adelante, no me puedo dejar afectar de otras personas".
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Y en ese proceso conoció a Tatiana Quiroga, una especialista en micropigmentación que ayuda a mujeres quemadas a mejorar su aspecto.
La profesional comenta que las pieles de estas personas son "muy delgadas, son pieles delicadas, uno trabaja sobre unas capitas como de mentiras, y son pieles que toca trabajar de una forma completamente diferente".
Para Claudia fue "un cambio muy grande porque cuando ya me hicieron las cejas, las cicatrices pasaron a segundo plano".
Para la especialista, esta joven era todo un reto médico que terminó enseñándole a “pensar en nosotras y dejar de autocriticarnos y aceptarnos como somos. Si ellas pueden aceptarse como son ¿por qué nosotras no podemos hacerlo?”.
Ahora Claudia, que trabaja con niños que están bajo protección del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), se tintura el pelo, tiene sus cejas de vuelta, se maquilla como cualquier otra mujer y, sobre todo, camina con la frente más en alto que nunca.