Una mujer que se llamó Isabel "N" dejó un espejo salpicado de sangre luego de degollarse en Tabasco, México.
La sangre corría sobre un reflejo vacío, la huella de una mano que resbaló sobre la loseta blanca que intensificaba el color rojo, y el cuerpo de una mujer con el cuello cercenado, fue el escenario que fijó un perito criminalista el domingo por la mañana, al tomar conocimiento del suicidio de la fémina.
La tragedia se desarrolló en el número 358 de la calle Maximino Pérez Frías, de la colonia José María Pino Suárez, lugar donde vivía la mujer de 51 años de edad en compañía de su hija.
Aparentemente los problemas maritales y la fuerte crisis económica por la cual pasaba la llevó a caer en un cuadro depresivo, por el cual fue medicada.
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Isabel había intentado en varias ocasiones matarse, pero la intervención de su hija e incluso de su esposo habían impedido que cometiera el suicidio.
Fue hasta el pasado viernes por la tarde cuando la observaron afilando los cuchillos en la cocina, lo que orilló a ser llevada de nuevo al Seguro Social, donde fue recetada con antidepresivos.
Habían visto que la mujer se tomó los medicamentos, dijeron familiares a las autoridades, al parecer fue fingido por ella, quien esperó la noche, se levantó de su lecho, buscó los cuchillos que había limado y se encerró en el baño.
Se habría parado frente al espejo, quizá por un largo tiempo; el reflejo estaba salpicado de sangre cuyo deslizamiento de las gotas hemáticas ya habían secado, en el suelo yacía el cuerpo inerte de Isabel, quien decidió cortarse el cuello para poner fin a su sufrimiento emocional.
