«Se bajó los pantalones y me violó»: Niña pide ayuda en un dibujo

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La niña a la que identificarémos como L. dibujó sin que nadie se lo pidiera durante una clase sobre violencia de género en julio de 2017 en su escuela de Lomas de Zamora, Argentina. 

La pequeña se dibujó a ella misma, llorando. "Vamos a la cama ya", le dice un hombre adulto, la figura frente a ella en la hoja blanca. "No quiero", responde ella.

En la parte superior del papel, L. escribió: "Lo que pasó: se bajó los pantalones y me violó. No se lo quiero decir a mi mamá porque me va a pegar muy feo y me va a poner en penitencia".

L. tenía 7 años en aquel entonces. El hombre en la hoja de papel no era otro que su tío materno.

Así, las autoridades del colegio llamaron a su mamá.

"Volvíamos del colegio y le pregunté qué pasó. Me dijo que 'Colorín' –así apodan a su tío– le apoyó el pene, que ella sintió que le mojaba la cola. También me dijo que le metió el pene en la boca", cuenta Lucía, madre de L.

 

Inmediatamente, Lucía denunció a su propio hermano en la Justicia. El acusado, Ángel Martín C., tiene 41 años: vivía en la misma casa que Lucía y sus hijas en José Mármol. Se quedaba con las niñas cuando la mamá se iba a trabajar y tenía una relación muy cercana con L., la mayor.

El supuesto abuso habría ocurrido en 2015; un año después Lucía se mudó a Lomas de Zamora con su marido y sus hijas. Para L., no era fácil ver a su tío.

"Mi hermano nos visitaba cada tanto. Cada vez que él llegaba, mi nena se iba para adentro. Cuando ella contó lo que él le había hecho llamé a mi otra hermana y le dije que no quería volver a verlo", explicó la mamá de L. Un día después de la denuncia, a "Colorín" le impusieron una restricción perimetral para que no se acercara a la casa ni a la nena.

Hoy, el tío está formalmente imputado por abuso sexual de una menor. Según el informe médico, la menor no presentaba signos de acceso carnal al momento de la revisión médica, pero sí presentaba síntomas compatible con un posible abuso en el informe psicológico: signos de inhibición, silencio y angustia son algunos de los indicios que observaron los especialistas.

Hoy, L. tiene 10 años y, desde que presentaron la denuncia en 2017 recibe tratamiento psicológico. Según cuenta su mamá "dejó de ser tan introvertida y está mucho mejor".

La Justicia nunca ordenó la prisión preventiva para "Colorín": su tío, mientras tanto, sigue en libertad.