LA HABANA, 19 feb (Xinhua) — Hay un chino parado en una esquina de la vieja calle Habana, en el corazón colonial de la capital cubana, donde vende los famosos puros elaborados en la isla.
El hombre, que debe tener unos 60 años, viste las usuales ropas chinas y se cubre la cabeza con un sombrero cubano, mientras carga sobre el hombro izquierdo varios "ayanús", el tradicional humidor de los campos de Cuba, hecho con hojas de yagua.
En realidad, ese vendedor es la recreación de un anciano personaje en uno de los cuadros elaborados por Milton Bernal, cubano conocido como "El pintor del tabaco", pues en sus piezas utiliza incrustaciones de hojas de la solanácea que le aportan color y textura especiales.
"El tabaco cubano es reconocido internacionalmente y lo uso como materia prima, justamente para enriquecer mi obra", aseguró Bernal a Xinhua desde su acogedor estudio galería, ubicado muy cerca de la bahía de La Habana.
Diseñador, graduado de periodismo en la Universidad de La Habana y con una maestría en marketing y gestión empresarial, Bernal pintaba solo por entretenimiento hasta que en 2000 ganó un concurso con un óleo sobre lienzo.
- Te puede interesar: Ventas de puros habanos alcanzaron USD 537 millones en 2018
Recibir como premio un diploma con la incrustación de pétalos de flores sobre papel manufacturado le cambió la vida a este hombre de 59 años, quien tuvo entonces una especie de epifanía artística y decidió comenzar a trabajar con ese tipo de papel como soporte.
Las primeras obras fueron la recreación de fotografías de desnudos hechos por el cubano Joaquín Blez (1888-1974), quien comenzó con prostitutas como modelo y más tarde llegó a ser considerado como el retratista por excelencia de la alta sociedad de la isla.
Pero el uso de las hojas de tabaco fue otro paso que Bernal dio casi de casualidad en 2001 a partir de la sugerencia de un hermano, quien desde entonces halló su propio camino, primero con los desnudos y más tarde con retratos, en un proceso que combina artesanía y arte.
En cada obra, el pintor dibuja primero sobre papel manufacturado y colocado encima de un lienzo.
Luego humedece el papel, que se convierte en pulpa, y le incorpora pedazos de hojas de tabaco, previamente procesadas químicamente, que aplasta con un cilindro para incrustarlos en el lienzo con la pulpa.
Después de que se seca esa mezcla, el papel se levanta y se despega del lienzo, momento en que el artista da los toques finales a la obra con el trabajo al óleo con el pincel.
El novedoso uso de las hojas de tabaco, que por el procesamiento químico no pierden plasticidad ni pigmentación, otorga a cada cuadro una textura singular y un particular color carmelita.
Los retratos de famosos fumadores de puros, como Compay Segundo, Ernesto "Che" Guevara, Alfred Hitchcock o Winston Churchill, por solo citar algunos, forman parte de la colección de Bernal.
Algunas de sus obras incluso han sido subastadas en varias ediciones del Festival del Habano, como el que transcurre por estos días en la capital cubana.
Autodidacta sin formación académica, el artista aseguró haber aprendido más de los cosecheros de tabaco que de los maestros de la plástica.
"Aprendo más de los cosecheros, porque ellos tienen mil anécdotas, mil cosas que contar, porque el campo diariamente te enseña algo y confirma aquel refrán que se ha quedado en la cultura cubana que dice: 'la historia del tabaco es bien larga'", explicó entre risas.
Este fornido y hablador mulato, empeñado en continuar profundizando su conocimiento del mundo del tabaco, afirmó que seguirá con los retratos "para así mostrar a través de la obra, en cuántos escenarios el tabaco es protagonista".
Más de un millar de obras están en el catálogo del artista, quien ha expuesto en una decena de países, entre ellos Alemania, Austria, Eslovaquia y Rusia, aunque en los últimos tiempos Estados Unidos se ha convertido en un atractivo mercado para el pintor.
En la isla mantiene piezas de manera permanente en las Casas del Habano, ubicadas el céntrico Hotel Habana Libre y en la Fábrica de Tabacos Partagás.
Bernal piensa que su obra quizá se mueva desde el retratismo hacia el abstraccionismo, "pero siempre utilizando como materia prima la hoja de tabaco natural incrustada".
Porque, en definitiva, esa técnica es la que le permite ser un cubano que convierte el tabaco en arte.