En 2018 más de 370 migrantes murieron en las fronteras entre México y Estados Unidos. La cifra aumentó en 28 persona en la zona de Latinoamérica en comparación con las de 2017.
En Latinoamérica se registró una ligera subida de los fallecidos en la frontera entre México y EE.UU. (de 348 casos en 2017 a 376 en lo que va de 2018), las cifras no han variado mucho con respecto a 2016, cuando todavía no había asumido el Gobierno estadounidense Donald Trump, ferviente partidario de mano dura frente a la emigración y hubo 365 muertos.
Según el Proyecto de Migrantes Desaparecidos, 228 fallecidos en la zona murieron en la parte oriental de la frontera y 148 en la occidental, mientras que en otras zonas de la región hubo 77 muertes en América Central, 32 en el Caribe y 27 en Suramérica.
En los países latinoamericanos se ha registrado este año un descenso del 25 por ciento de fallecimientos, 512 con respecto a los 677 del pasado año, si bien en los últimos cuatro años no se ha conseguido descender del medio millar de muertes y desapariciones.
Los recientes fallecimientos de dos niños guatemaltecos cuando estaban bajo custodia de la Guardia Fronteriza estadounidense, Jakelin Caal y Felipe Gómez, han reavivado la preocupación por la situación del colectivo inmigrante en la zona, organizado en los últimos meses en caravanas que desde Centroamérica atraviesan México con destino a Estados Unidos.
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A nivel mundial unas 4,503 personas fallecieron o desaparecieron este año cuando intentaban emigrar, un 35.9 % menos que en 2017.