TIJUANA, México (AP) — Mientras México se debate sobre qué hacer con más de 5.000 migrantes centroamericanos que acampan al aire libre en un complejo deportivo en la ciudad fronteriza de Tijuana, el gobierno del presidente electo Andrés Manuel Lopez Obrador indicó que estaría dispuesto a albergar a los migrantes en suelo mexicano mientras tramitan su solicitud de asilo ante Estados Unidos, una exigencia crucial del mandatario estadounidense Donald Trump.
Marcelo Ebrard, quien ha sido designado como futuro secretario de Relaciones Exteriores de México, propuso que el gobierno de Trump también contribuya a proyectos de desarrollo que generen empleos en América Central a fin de contener la ola de migrantes procedentes de una región sumida en la pobreza, y señaló que una cifra apropiada sería de por lo menos 20.000 millones de dólares.
“Nosotros no podemos determinar, para un país, el ritmo en el cual son entrevistados” los migrantes por las autoridades estadounidenses, declaró Ebrard en conferencia de prensa en la Ciudad de México. Inspectores fronterizos estadounidenses dan trámite a menos de 100 solicitudes de asilo al día en el principal cruce fronterizo de Tijuana a San Diego, lo que causa una acumulación y retraso de miles de peticiones.
“Entonces, ¿qué hay qué hacer?”, preguntó Ebrard. “Pues prepararse para asumir que van a estar una parte de ellos en territorio mexicano en esa zona durante los próximos meses”.
“Hay que apoyarlos, a los autoridades municipales” en lo que respecta al alojamiento y alimentación de los migrantes, afirmó. “Eso no es negociación bilateral, eso hay que hacerlo”.
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López Obrador, que obtuvo una victoria aplastante en las elecciones del 1 de julio y asume la presidencia el 1 de diciembre, construyó su carrera política defendiendo a los pobres. Ahora enfrenta la difícil tarea de aplacar a Trump en el tema migrante mientras sostiene la añeja política de exigir mejor trato a los migrantes.
Ebrard dijo a la prensa el martes que un objetivo importante del próximo gobierno es concretar un compromiso con Estados Unidos para poner en marcha proyectos de desarrollo en Honduras, de donde proviene la vasta mayoría de los migrantes en la caravana, así como en Guatemala, El Salvador y otras partes en América Central.