Las termitas Syntermes dirus miden un centímetro, pero durante casi cuatro milenios en Brasil han creado una red subterránea de túneles y cuyas excavaciones han dejado 200 millones de montículos de tierra sobre una superficie del tamaño de Gran Bretaña.
"Es el mayor ejemplo conocido de bioingeniería y construcción en la superficie de la tierra por una sola especie -fuera del ser humano- y todo hecho por un insecto de más o menos un centímetro de longitud", explica a la AFP Roy Funch, biólogo estadounidense naturalizado brasileño.
Toda esta obra de ingeniería animal se extiende en una superficie de 230.000 km2, en el noreste de Brasil. Funch y otros tres investigadores, dos estadounidenses y un británico, publicaron su hallazgo la semana pasada en la revista científica Current Biology.
Según detallan, la tierra excavada por estos pacientes insectos para crear semejante estructura equivale a "4.000 pirámides de Giza", en Egipto, también milenarias.
Los habitantes del lugar conocen desde siempre como "murundus" a estos montículos de 2,5 metros de alto y unos 9 metros de diámetro, cubiertos por la vegetación de la "caatinga", el bioma semiárido del pobre noreste brasileño.
Pero la deforestación por la acción humana dejó más visibles los termiteros, y el uso de imágenes satelitales permitió concluir el área que cubren. Más del 90% pertenece al estado de Bahía. "Entonces quedó clara su extensión, y la importancia científica del fenómeno", agrega Funch.
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Las imágenes divulgadas en el estudio muestran vastas extensiones de tierra punteada por estos montículos cónicos, prácticamente idénticos y con una distribución regular, separados por unos 20 metros uno de otro.
Para determinar la antigüedad de la obra, los científicos recogieron muestras del suelo de once montículos y verificaron cuándo fue la última vez que estuvieron expuestas al sol. La muestra más antigua arrojó 3.820 años.
Esas edades son comparables a las de las termitas más antiguas del mundo en África, dice la publicación.