La desilusión y el temor hacia las autoridades estadounidenses cundían en la caravana de centroamericanos que está en la mexicana Tijuana, tras el fracasado e inesperado intento el domingo de unos 500 migrantes de cruzar la valla hacia Estados Unidos y ser repelidos con gases lacrimógenos y balas de goma.
Tras el incidente, unos 98 migrantes, en su mayoría hondureños, fueron detenidos por agentes mexicanos para ser deportados, dijo este lunes a la cadena Televisa Gerardo García Benavente, comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM).
La Patrulla Fronteriza de Estados Unidos dijo también que arrestó a 42 migrantes centroamericanos que cruzaron la frontera desde México.
La noticia del fallido intento de cruzar corrió por el albergue, donde se encuentran unas 5.000 personas y a donde regresaron, asustados y con sus ropas sucias y rasgadas, el resto de los que intentaron superar un oxidado muro de lámina y una segunda valla coronada por alambre de púas.
"Es con el corazón y la esperanza rotos que estamos. Nosotros nos ilusionamos de que ya habíamos logrado llegar a Estados Unidos, que nos darían asilo", comenta a la AFP Andy Colón, hondureña de 20 años que viaja con su hermana y dos niños.
Lanzan gas lacrimógeno a migrantes que intentaron entrar a EE.UU. https://t.co/HgAgTSkAHb pic.twitter.com/3R4z6KpkXZ
— RT en Español (@ActualidadRT) November 26, 2018
Sus pantalones rotos son prueba de su intento. "Ahora toca vivir con la decepción, pero gracias a Dios seguimos vivos. No tenemos otra opción que quedarnos en este albergue y buscar (en México) una vida, un trabajo, una casa", dice.
Tijuana, vecina de la estadounidense San Diego y que tiene ya más de una semana albergando a los centroamericanos, fue escenario al mediodía del domingo del momento más cruento que ha vivido esta caravana desde que el 13 de octubre salió de Honduras, recorriendo más de 4.000 km hasta el noroeste mexicano, para huir de la violencia y la pobreza.
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Cuando unos 1.000 centroamericanos realizaban una manifestación hacia el puente fronterizo de El Chaparral para exigir a Estados Unidos que les permita pedir refugio, la mitad de la columna se separó y se lanzó hacia la frontera.
Hombres y mujeres, algunas con niños pequeños, se confundían entre empujones, gritos y chillidos mientras intentaban escalar o atravesar por boquetes la primera barrera.
Los sobrevuelos de helicópteros militares de Estados Unidos, los gases lacrimógenos y las balas de goma lanzadas desde el norte hicieron regresar a los migrantes. Como consecuencia, este punto de la frontera fue cerrado unas horas por autoridades estadounidenses.
El gobierno de Honduras condenó el uso de balas de goma contra los migrantes e instó "a que se respeten los derechos humanos".