Crecen en torno a los arrecifes de coral de una reserva natural hasta que superan los 2 metros de envergadura para desplazarse luego a alta mar.
Un investigador del Instituto Scripps de Oceanografía (California, EE.UU.) ha descubierto en el golfo de México un gran vivero natural de mantarrayas: el lugar donde los ejemplares de esta especie se desovan y los jóvenes gozan de las condiciones óptimas para su crecimiento. Durante décadas previas a este hallazgo los ictiólogos estuvieron buscando sin éxito, así que este es el primer vivero conocido.
Al encuentro contribuyó la práctica de marcar a las mantarrayas jóvenes en el santuario de arrecifes de coral Garden Banks, una gran reserva natural marina situada a unos 160 kilómetros de la costa de Texas. La importancia de la búsqueda se debía a que las crías de mantarrayas "están virtualmente ausentes en casi todas las poblaciones de mantas en el mundo", según indicó el instituto en un comunicado emitido el 18 de junio.
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El superintendente del santuario, George Schmahl, calificó la noticia como "emocionante para las mantarrayas del noroeste del golfo de México", puesto que el conocimiento de que utilizan Garden Banks "y, posiblemente, otros arrecifes y bancos en la región como vivero, ha aumentado el valor de este hábitat para su existencia".
Los científicos estimaron que cerca del 95% de las mantas que visitan la zona están en edad juvenil y tienen un promedio de 2,25 metros de envergadura, mientras que los especímenes maduros alcanzan los 7. El lugar, situado a poca profundidad, permite a las crías y jóvenes esconderse fácilmente de los depredadores. Al madurar, las gigantescas y majestuosas criaturas se desplazan más allá de su 'guardería' en busca de plancton.