SANTIAGO DE CHILE (AP) — Dos jesuitas en Chile fueron sancionados por el Vaticano por abusos sexuales de diversa índole, y un tercero, que ya cumplía una sanción canónica, será nuevamente enjuiciado por agresiones sexuales a niños, informó el jueves la Compañía de Jesús.
Los casos se dieron a conocer justo cuando la Iglesia católica chilena está en el ojo del huracán luego que una pesquisa ordenada por el papa Francisco determinara en marzo que hubo abusos sexuales a menores que no se investigaron o que se indagaron someramente, se destruyeron pruebas comprometedoras y se dañó aún más a las víctimas al rechazar sus denuncias.
En una misiva a los católicos chilenos el jueves, el pontífice denunció que en la Iglesia local existe una “cultura del abuso y del encubrimiento”.
Los jesuitas informaron en un extenso comunicado que esa agrupación religiosa envió hace seis días los antecedentes del padre Jaime Guzmán a la Congregación de la Doctrina de la Fe, que investiga las denuncias de abusos sexuales a menores, por otras agresiones ocurridas antes de 1994. Guzmán ya cumple una sanción canónica por el mismo delito impuesta en 2012 y por la cual se le prohibió ejercer el ministerio sacerdotal.
El hermano Raúl González fue sancionado canónicamente con la suspensión de toda actividad pastoral luego que un exalumno de una escuela jesuita lo denunciara por abusos sexuales ocurridos antes de 1999, se añade en la nota.
Por último, la Compañía informó que el sacerdote Juan Pablo Cárcamo fue denunciado en 2016 por abuso de conciencia y “transgresión en el ámbito sexual” a una mujer mayor. El Vaticano le prohibió ejercer cualquier servicio de acompañamiento espiritual.
El nuevo escándalo se suma a uno que afecta a la diócesis de Rancagua, en el sur del país, donde 14 sacerdotes fueron suspendidos en mayo por su participación en una red de compra de favores sexuales a homosexuales. Al menos uno de ellos es indagado por la justicia penal por abuso a un menor.
Ese mismo mes, un sacerdote denunció que en 2014 el nuncio apostólico Ivo Scapolo se negó a recibir la denuncia de cuatro jóvenes que dicen haber sido abusados por un sacerdote, y otro renunció a su cargo de canciller del Arzobispado de Santiago y se denunció a sí mismo de abuso sexual infantil.
Los escándalos que aquejan a la Iglesia chilena parecieran no disminuir mientras los 31 obispos activos esperan la decisión del papa en torno a si seguirán o no en sus cargos después de la denuncia del pontífice sobre el mal manejo de las autoridades eclesiásticas en el país de los múltiples casos de abusos a menores.