El Observatorio Nacional de la Violencia de Honduras, reportó 22 femicidios en enero que, según el registro de ingresos de cadáveres en la morgue de San Pedro Sula y Tegucigalpa, ascendió a cerca de 50 casos durante el presente mes de febrero, y las cifras de los últimos años apuntan a que aproximadamente cada 15 horas otra mujer pierde la vida de forma violenta.
La violencia en Honduras es un problema social que traviesa todos los estratos y condiciones de sexo y género de la población que es víctima, sin embargo, las incidencias de conflictividad exponen principalmente a ciertos grupos que son catalogados como vulnerables por presentar un número mayor de estadísticas desfavorables en relación con las muertes.
El instituto Universitario en Democracia, Paz y Seguridad (IUDPAS), presentó a finales del año pasado, un boletín con la finalidad de evidenciar la situación de riesgo en la que se encuentran los grupos denominados como vulnerable en el país, destacó La Tribuna.
Según el boletín de cerca de 500 homicidios de enero a agosto, divididos entre; periodistas, abogados, transportistas, empleados de seguridad pública y privada además de estudiantes, encostalados y desmembrados, fueron las mujeres las que lideraron la mayoría de las muertes con 207 decesos, muchos más que los transportistas y embolsados con 97 y 98 casos.
En ese sentido, la mujer en Honduras vive expuesta a un peligro de perder la vida de forma violenta todos los días, pese a que según el Observatorio Nacional de la Violencia de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (ONV-UNAH), el número de femicidios disminuyó a cien casos del 2016 con 488 decesos al 2017 con 388 muertes, las cifras negativas continúan.
Te recomendamos: Consternación por el asesinato atroz de la niña Camila
Muchos de los asesinatos bastante mediáticos son llevados a cabo a sangre fría con armas cortopunzantes y de fuego además de asfixia, en la mayoría de los casos por las mismas parejas sentimentales, en arranques de celos y cóleras que podrían evitarse al cortar la cadena de violencia en una relación enfermiza, según psicólogos y feministas.