Honduras: Madre sintió pellizcos cuando su hijo fue asesinado por pandilleros

Momentos de desesperación, impotencia y mucho dolor se vivieron ayer lunes en la morgue capitalina de Honduras, al momento que una madre relató como su hijo antes de ser asesinado a balazos supuestamente le avisó de su desgracia con varios pellizcos que percibió en distintas partes del cuerpo.

 

“Solo sentí que me pellizcaron los pechos y otras partes del cuerpo, pero no sabía que me estaban matando a mi querido Marquitos”, exclamaba la madre (cuyo nombre se omite) de la víctima, al momento que reclamaba el cuerpo de su vástago en la morgue capitalina.

El ahora occiso es Marcos Reynieri Escoto Bejarano (27), originario de Guayape, departamento de Olancho, y residente en la colonia “José Ángel Ulloa”, de Comayagüela, que se dedicaba al oficio de soldador de estructuras metálicas para darle manutención a sus dos hijos de apenas tres y cuatro años de edad.

Así, la madre de Escoto Bejarano, ayer a las 2:00 de la tarde supo que su único hijo con vida había sido asesinado por un desconocido en la mediana del bulevar del norte, cerca del mercado Zonal Belén de Comayagüela, señaló La Tribuna.

Todo sucedió alrededor de las 11:30 de la mañana de ayer, cuando Escoto Bejarano acababa de tramitar sus antecedentes penales en los juzgados de Tegucigalpa.

Tras realizar sus encomiendas personales, el joven le avisó por teléfono a su progenitora que ya iba a llegar a su casa de habitación para almorzar junto a sus dos pequeños hijos.

En el trayecto a su vivienda, supuestamente el soldador decidió comprar galletas y dulces a sus dos pequeños hijos. Por esa razón el joven estacionó su motocicleta en un área comercial instalada a la orilla del bulevar del norte. Al parecer, en la zona cuando realizaba las compras, un desconocido le logró ver unos tatuajes en ambos brazos.

El pistolero o pandillero supuestamente confundió a Escoto Bejarano con un rival de otra pandilla, decidiendo matarlo en ese mismo momento. En cuestión de segundos el desconocido sacó un arma y amenazó a su víctima, quien al ver las malas intenciones salió corriendo para salvar su vida.

En la carrera, el soldador resultó malherido por la espalda, cayendo sobre la mediana, frente a una multitud de personas que a esa hora hacían las compras del día.

Al atacante no le importó el tumulto de peatones y se acercó al herido para rematarlo de cinco disparos más en la cabeza.