David Soto tiene 33 años y siempre ha vivido en el barrio Los Mangos de Esparza. Nos asegura que desde que él era chiquitillo lo asustaban en el cementerio de esa comunidad sobre todo cuando se le aparecía, junto a sus amigos, el fantasma de Luisito, un niño al que muchos han visto jugueteando entre las tumbas y sobre las tapias.
Pero no es lo único que aterra en ese lugar, David también habla de un ángel con ojos diabólicos que persigue con la mirada a todos los que pasan cerca de él (está adornando una de las tumbas), sobre todo después de las cinco de la tarde. Además, los vecinos casi todas las noches escuchan gritos y aullidos.
“Mis vecinos del barrio Los Mangos han visto a Luisito brincando entre las tumbas. En Esparza al fantasma de ese niño en el cementerio le decimos Luisito, no sabemos quién le puso el nombre ni la historia real del por qué ese niño no ha podido descansar en paz, pero de que asusta, asusta y mucho”, indicó a La Teja David.
Para este vecino de Esparza la vibra negativa se siente con solo acercarse al camposanto, incluso, hay gente que por las noches ha escuchado un chiquito llorando, se cree que también es Luisito, quien juega mucho por las mañanas pero por las noches no para de llorar, de acuerdo a lo que se cuenta en la comunidad.
“Desde hace como diez años se comenzó a ver a una mujer vestida de blanco que camina de lado a lado en todo el cementerio, incluso, algunos taxistas ya nos han comentado que una mujer les pidió un servicio cerca del cementerio y al rato de haberse montado desapareció sin explicación”, recordó Soto.
Como los fenómenos paranormales fueron aumentando en los últimos tres años, varios vecinos de los alrededores del cementerio le encomendaron a David la misión de buscar a alguien que les ayudara a confirmar o bien a descartar si estaban hablando de fantasmas.
Fue entonces que David contactó con la gente de Tiquicia entre Tumbas y Cazadores de Mitos e Historias del más Allá, quienes se decidieron a visitar el lugar para realizar un profundo análisis, tanto de día como de noche.
Los investigadores sí comprobaron que había actividad paranormal, porque los sensores de calor registraban zonas de intenso calor y de un pronto a otro zonas muy frías.