Guatemala, 28 sep (EFE).- Un tribunal de Guatemala dictó hoy 8 años y tres meses de prisión para Luis Alfredo Montenegro, acusado de violar a una menor en el Hogar Seguro Virgen de la Asunción, donde el pasado marzo murieron quemadas 41 niñas.
Según la sentencia, los hechos tuvieron lugar el 17 de julio de 2015, cuando Montenegro, que trabajaba como psicólogo en este centro, "se aprovechó de la vulnerabilidad de la menor de edad, así como de su autoridad en el lugar".
A Montenegro se le culpa del delito de agresión sexual con agravación de la pena.
La agresión tuvo lugar sobre las 20.00 horas, cuando le pidió a la joven, una niña de 13 años, quitarse la ropa para examinarla y posteriormente abusó sexualmente de ella "tocándole sus partes íntimas".
El fallo lo dictó el Tribunal de Femicidio, Violencia contra la Mujer, Explotación Sexual, Violencia Sexual y Trata de Personas, ubicado en la zona 10 de la ciudad capital.
El Hogar Seguro Virgen de la Asunción, situado en el municipio capitalino de Santa Catarina Pinula, ha estado rodeado de polémicas por abusos desde hace años, una situación que se agravó el pasado mes de marzo, cuando un grupo de niñas, encerradas en un aula, provocaron un incendio supuestamente para protestar por las agresiones.
Por este caso, el pasado 16 de agosto un juez decidió enviar a un juicio oral y público al extitular de la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia, Carlos Rodas, y a Santos Torres, el exdirector del Hogar Seguro Virgen de la Asunción, donde ocurrió el fuego.
Ambos deberán enfrentar un juicio por los delitos de homicidio culposo, abuso de autoridad, incumplimiento de deberes y maltrato contra menores de edad, aunque Torres también está acusado del delito de lesiones culposas.
Según la investigación, un día antes de los hechos, el 7 de marzo, un grupo de menores del centro decidió fugarse por los maltratos físicos, psíquicos y psicológicos que sufrían, para lo que realizaron una pelea en el comedor que ayudara a distraer al personal.
Los evadidos fueron recapturados y devueltos al centro, sometidos "mediante la fuerza pública" de un equipo de antidisturbios.
El 8 de marzo en la madrugada, después de pasar 10 horas a la intemperie, los niños y adolescentes fueron separados por sexo y se delegó a la Policía su cuidado. Un total de 56 niñas y adolescentes fueron llevadas al área de pedagogía y 53 varones al auditorio.
Las adolescentes estuvieron encerradas bajo llave en una habitación de 6 por 7 metros, por lo que "debieron hacer sus necesidades fisiológicas dentro" y a causa de esa situación una de las jóvenes, para llamar la atención, prendió fuego a una de las colchonetas que habían utilizado para descansar.
La protesta desató un incendio que se extendió rápidamente por la habitación, duró unos 9 minutos y alcanzó una temperatura superior a los 300 grados centígrados.
Por este caso fueron detenidos y procesados otras seis personas, entre funcionarios y policías, que aún esperan saber si deben o no enfrentar un juicio oral y público.