SAN JUAN (AP) — La crisis humanitaria provocada por el huracán María en Puerto Rico se agravó el sábado en toda la isla, con pueblos sin agua potable, combustible, electricidad o servicio telefónico después del devastador paso de ciclón.
Un grupo de alcaldes agobiados llegaron a la capital para reunirse con el gobernador del territorio estadounidense, Ricardo Rosselló, y le presentaron una larga lista de artículos que necesitan con urgencia. La ciudad costera norteña de Manati se quedó sin combustible y agua potable, dijo el alcalde José Sánchez González.
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El alcalde dijo entre lágrimas que la histeria estaba empezando a extenderse. Dijo que el hospital local estaba a punto de colapsar y que estaba a plena capacidad. Pidió ayuda urgente.
El número de muertos causados por María era de siete, después de que el sábado se encontró un cadáver en un río. La cifra de víctimas probablemente aumentará.
Las autoridades del pueblo de Vega Alta, en la costa norte, dijeron que no habían podido llegar a todo un vecindario llamado Fátima y que estaban particularmente preocupadas por los residentes de un asilo para ancianos.
Funcionarios federales dijeron que se registraron grietas en una represa río arriba de los pueblos de Quebradillas e Isabela, en el noroeste de la isla, pero que no había estallado hasta el sábado por la tarde. Un video tomado desde un helicóptero mostró agua filtrándose de la presa de Guajataca. Funcionarios federales dijeron el viernes que 70.000 personas estaban siendo evacuadas, pero Javier Jiménez, alcalde de la ciudad de San Sebastián, dijo creer que el número era mucho menor.
Dijo que apenas varios centenares de familias recibieron instrucciones de abandonar las orillas del río Guajataca. San Sebastián se encuentra al oeste de la presa y fuera de la zona de mayor probabilidad de inundación.
La discrepancia no pudo ser explicada inmediatamente.
La presa de 316 metros (345 yardas), construida alrededor de 1928, contiene un embalse que cubre unos cinco kilómetros cuadrados (dos millas cuadradas). Casi 40 centímetros (más de 15 pulgadas) de agua cayeron en las montañas circundantes después de que el huracán de categoría 4 abandonara la isla el miércoles por la tarde, llenando el embalse.
Un ingeniero que inspeccionó el dique reportó una grieta contenida que las autoridades rápidamente determinaron era una fisura que podría ser el primer indicio de una falla total de la presa, dijo Anthony Reynes, meteorólogo del Servicio Meteorológico Nacional de Estados Unidos.
"No hay manera de saber cuánto tiempo o qué pasará con esto. Por eso las autoridades están tomando medidas rápidamente, porque ellos también están viendo los peligros por todos los escombros. Esta es una situación muy, muy mala", dijo Raynes.
Un total de 1.360 de las 1.600 torres celulares que tiene la isla se cayeron y el 85% de los cables telefónicos y de internet estaban inservibles, informaron las autoridades. Con los caminos bloqueados y los teléfonos muertos, reconocieron, la situación podría ser peor de lo que saben.
La red eléctrica de la isla ya estaba en un estado lamentable mucho antes de que María golpeara el territorio. La crisis de deuda de Puerto Rico, de 73.000 millones de dólares, ha dejado en la bancarrota a varias agencias, como la compañía estatal de energía. Esa compañía dejó de hacer la mayor parte del mantenimiento básico en los últimos años, dejando a la isla sujeta a apagones regulares.