Deshacerse de sus víctimas sin el riesgo de ser sorprendidos por las autoridades se ha hecho fácil para la pandilla 18 y la Mara Salvatrucha, quienes han convertido la Carretera de Oro -una de las principales vías de tránsito rápido de El Salvador– en un botadero de cadáveres.
Esta práctica no es nueva, pero este año, sobre todo en días recientes, los hallazgos de cuerpos se han hecho más frecuentes.
Así lo relatan policías y lugareños que en más de una ocasión han tenido que presenciar esas escenas de sangre.
Solo entre el 1 de junio y el 13 de agosto pasados, la Fiscalía participó en el reconocimiento de nueve personas que fueron asesinadas y luego abandonadas en diferentes tramos de esa carretera, publicó Elsalvador.com
Para llevar a cabo sus fechorías en esa vía, por la que a diario circulan más de 20 mil vehículos (según cálculos del Fondo de Conservación Vial), los delincuentes tienen varios factores a su favor.
Uno de ellos es la falta de iluminación en los más de 10 kilómetros que tiene la calle y que abarca a Ciudad Delgado, Soyapango, Ilopango y San Martín, todos municipios de San Salvador, cuyas colonias y cantones son disputadas por las maras.
La mayor parte de la calle está a oscuras, pese a que la responsabilidad de planificar, ejecutar y garantizar el mantenimiento del sistema de alumbrado público, así como el pago por consumo de energía eléctrica, corresponde a las alcaldías.
Sumado a eso está la poca seguridad. Algunos empleados de la zona y conductores que con frecuencia circulan por ahí señalan que los pocos patrullajes y la falta de puestos policiales permite a los pandilleros actuar con impunidad.
Además, varios tramos de la calle lucen desolados. A cada lado de la vía lo único que se observa son taludes, cultivos, potreros, predios baldíos, talleres o bodegas.
Fuentes policiales sostienen que en estos sectores es donde los criminales suelen deshacerse de sus víctimas.