Dan último adiós a muertos tras ataque de pandilleros en hospital de Guatemala

Familiares y amigos despedían este jueves en distintas ceremonias a las siete personas que murieron la víspera durante un ataque de pandilleros a uno de los principales hospitales de la capital de Guatemala, constató un fotógrafo de AFP.

 

Entre aplausos y llanto, compañeros de trabajo le dieron el último adiós a Margarito Sucuc, agente de seguridad del Hospital Roosevelt de Ciudad de Guatemala y una de las primeras víctimas del mortal ataque llevado a cabo por pandilleros para liberar a un compañero que estaba detenido.

El féretro de Sucuc fue llevado a modo de despedida por varias partes del hospital, incluida la sala emergencia donde murió.

Antes de llevarlo a su natal San Juan Comalapa (oeste) para el sepelio, sus allegados celebraron también una ceremonia religiosa.

"Yo voy a seguir mis turnos, pero reos ya no queremos aquí", dijo a AFP Humberto Hernández, uno de los compañeros de Sucuc que participó en el homenaje.

En paralelo, guardias del Sistema Penitenciario hicieron las honras fúnebres a dos agentes fallecidos el miércoles durante el ataque para liberar al reo Anderson Cabrera, de 29 años, quien guardaba prisión por homicidio y asociación ilícita.

Los agentes fallecidos fueron identificados como Ediverto Valdez Ramos y Juan Sical Toj.

Los otros cuatro muertos serían sepultados en sus lugares de origen y sus cuerpos fueron entregados a familiares la madrugada de este jueves.

El ataque ocurrió cuando Cabrera, miembro de la pandilla Mara Salvatrucha, fue trasladado de la prisión al Hospital Roosevelt para una cita médica y otros miembros de la banda llegaron disparando desde un auto para liberarlo.

Los delincuentes ingresaron a la sala de emergencia del hospital y liberaron a Cabrera, quien continúa prófugo.

La policía capturó a cinco presuntos atacantes, entre ellos un menor de 16 años.

Según el presidente Jimmy Morales, las pandillas Mara Salvatrucha y Barrio 18 son responsables de la ola de violencia que afecta el país y deja unos 6.000 muertos cada año.