La historia se repite. Una galería de productos de ferretería, ubicada en el Cercado de Lima, en la antigua fábrica Nicolini, quedó destruida luego de un incendio que afectó el 70 por ciento del predio. Como en Mesa Redonda, Cantagallo o las mismas Malvinas, las llamas se extendieron amenazantes. Como antes, trabajadores dicen que perdieron todo. Como antes, no está claro qué inició el fuego.
El olor a incendio hizo salir a 40 pacientes del policlínico Ramón Castilla de sus camas y asomarse a ventanas. Entre el humo negro, denso, había llamas que superaban los siete metros, imposible de apagar. “Se escuchaban explosiones. Fue terrible”, dijo Florian Ramírez a La República. Él llegaba con materiales de construcción cuando se encontró con ese panorama de infierno.
Los materiales de ferretería se derritieron como una barra de cera en el fuego. Un techo de material pre fabricado cedió a las temperaturas altas y se desprendió. Desde las terrazas de las casas colindantes se veían focos ardientes.
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En total, 120 efectivos estuvieron dedicados a extinguir las llamas, que no provocaron heridos de gravedad, aunque unas 80 personas tuvieron que ser rescatadas por los bomberos. Sin embargo, no se ha determinado si hay personas atrapadas.
En estos momentos agentes de la División de Investigación de Delitos Contra la Seguridad del Estado esperan ingresar para hacer un análisis físico-químicos y tomar muestras de materiales para determinar en los días próximos las causas del incendio.
Voceros de esa unidad dijeron que no han encontrado explosivos o un objeto que determinara en forma incuestionable la generación de las llamas. Aunque según trascendió, se hallaron elementos combustibles que hacen sospechar que pudo haber sido intencional.
Mientras se aguardan los resultados, las conjeturas se alimentan de rumores: detrás de un cordón de seguridad, vecinos de la cuadra decían que existían dos versiones sobre lo ocurrido: una venganza o una acción que respondía a eliminar la competencia.
“No sé qué pasó. Pudo haber sido cualquier cosa, desde una falla eléctrica hasta un atentado”, dijo un trabajador de esta galería convertida ahora en escombros, por dentro.