Las prisiones del estado brasileño de Río de Janeiro registraron 442 muertes entre 2010 y 2016, lo que equivale a una media de cinco mensuales, según un estudio divulgado hoy por el Instituto Igarapé.
De las 442 muertes contabilizadas en el período, 278 fueron por enfermedad, 17 por insuficiencia respiratoria, que el Ministerio Público clasifica de esta forma y no como enfermedad, y en 117 casos no se sabe lo que produjo la muerte de los internos, según el informe, que usó datos oficiales de la Secretaría de Administración Penitenciaria regional (Seap).
Otros 13 murieron por violencia, 12 se suicidaron y los cinco restantes fallecieron por otras causas.
Actualmente, el sistema penitenciario de Río de Janeiro tiene unos 51.000 presos repartidos entre 43 centros penitenciarios.
El Instituto Igarapé denunció que 13 de las prisiones del estado están al 200 % por encima de su capacidad, en unidades de medio y gran tamaño con capacidad para entre 600 y 1.000 presos.
"Observamos que en algunos presidios la situación es muy difícil. La certeza que tenemos tras el estudio es que las cosas están muy mal y ahora tenemos claro lo que se necesita hacer para cambiar una situación complicada", explicó la investigadora del Instituto Igarapé Ana Pellegrino al portal G1.
De los cerca de 51.000 presos que hay en Río de Janeiro, 38.368 tienen la educación básica y 5.107 no tienen ningún tipo de escolarización.
Al menos 10.253 de ellos están presos por robos, mientras que 8.724 lo están por tráfico de drogas.
Del total de presos, 20.985 dijeron formar parte de la mayor organización criminal del estado, el Comando Vermelho, mientras que otros 7.392 pertenecen a otras dos bandas rivales y 20.189 fueron considerados como "neutros".
Los problemas que vive el sistema carcelario de Río de Janeiro se repiten en todo Brasil, país que a comienzos de este año vivió una grave crisis carcelaria que dejó más de 150 muertos y centenares de fugas en los meses siguientes.