Se trata del quinto plebiscito que se celebra en la isla y una vez más las instituciones de Estados Unidos han optado por no validar el resultado, sea cual sea.
Los boricuas acuden este domingo a las urnas para votar en un nuevo plebiscito, con el cual las autoridades de la isla esperan determinar si se convierten en el estado 51 de Estados Unidos o si se despoja de los lazos que los unen desde que el gigante del norte invadió suelo puertorriqueño.
La consulta, que se realiza en medio de una profunda crisis financiera y con la isla en quiebra, también preguntará a los puertorriqueños si desean continuar con el estatus actual de Estado Libre Asociado (ELA).
El plebiscito, que no es vinculante, es el quinto que se celebra en busca de un destino para la llamada isla del encanto y todas las encuestas aseguran que la estadidad contará con el respaldo de la mayoría de los 2,3 millones de votantes habilitados.
Tres partidos políticos isleños han llamado al boicot, incluido el principal partido de oposición. La razón: se preguntan porqué el gobierno gasta más de cinco millones de dólares para convocar una votación en medio de una crisis y hacen notar que el Departamento de Justicia estadounidense no ha apoyado la consulta.
El presidente del opositor Partido Popular Democrático (PPD), Héctor Ferrer, insistió en rechazar el plebiscito al considerarlo un proceso espurio para impulsar la anexión.
"Es un proceso estructurado para darle una ventaja falsa a la estadidad", manifestó Ferrer, quien decidió rechazar la consulta, entre otras razones, por quedar excluido el ELA, sistema político establecido por Estados Unidos en 1952.
Para Ferrer la jornada "es una pérdida de tiempo" que solo servirá para que las autoridades del Gobierno puertorriqueño digan "que son mayoría" en base a "un proceso amañado".
Según el gobernador Ricardo Roselló, quien convocó al plebiscito a fines del año pasado, al ser Puerto Rico un estado de Estados Unidos sus habitantes dejarán de ser ciudadanos de segunda categoría, podrán participar en sus elecciones y serán favorecidos con los programas federales.
Pero para quienes se oponen, la consulta es un ejercicio inútil que correrá la misma suerte de las otras cuatro anteriores en que ganó la estadidad pero chocó con la indiferencia del Congreso de Estados Unidos, que debe dar su aprobación final.
Si bien no paga el impuesto federal a los ingresos, Puerto Rico hace aportes al Seguro Social y al programa Medicare (seguro médico para mayores de 65 años), además de los impuestos locales, pero recibe menos fondos federales que los estados de la potencia americana.