Uruguay persistirá en sus esfuerzos para reducir el consumo de tabaco con nuevas medidas que incluirán el empaquetado plano en los próximos meses y la prohibición de fumar a menos de doscientos metros de centros escolares y hospitales, aseguró hoy el presidente uruguayo, Tabaré Vázquez.
El mandatario fue el orador principal en un evento dedicado a la lucha contra las enfermedades crónicas no transmisibles y a la experiencia de Uruguay en el control del tabaco, organizado por el Instituto de Altos Estudios Internacionales y de Desarrollo de Ginebra.
Uruguay es considerado un pionero a nivel mundial en la lucha contra el tabaco, no sólo por haber sido el primer país que aplicó de manera más completa el Convenio Marco para el Control del Tabaco, sino por el litigio que por esta razón le entabló la firma Phillip Morris y que ganó después de seis años de proceso.
Vázquez, médico especializado en oncología, dijo que para seguir reduciendo el consumo de tabaco se debe implicar plenamente a la sociedad civil y trabajar, en particular, en la educación de los niños.
"Los parlamentos pueden hacer las mejores leyes o un presidente puede emitir un decreto con la mejor intención, pero si esa ley no logra consensos políticos y sociales puede terminar siendo papel archivado. Hay que dar a la población participación en esta lucha", recomendó.
En el evento también participó el director general electo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, quien dijo que espera que en la próxima conferencia mundial sobre enfermedades transmisibles, que se celebrará en Montevideo en octubre próximo, más países ratifiquen el Convenio Marco para el Control del Tabaco.
Tras exponer en cifras el peso económico de la industria tabaquera, Vázquez consideró que su poder de influir es "tremendo" y que "por esto muchos países no han avanzado en el cumplimiento del Convenio".
Sobre la sintonía de objetivos entre su Gobierno y la OMS, Vázquez dijo que ambos planean elaborar "una hoja de ruta que sirva de guía a otros países" para reducir la incidencia de las enfermedades crónicas, que actualmente son responsables del 63 % de la mortalidad global.