Caso de libaneses pone en «jaque» seguridad y violencia en Costa Rica

El caso de los hermanos libaneses Elías y Ziad Akl, con antecedentes por delitos violentos en Canadá y que vivían ilegalmente y rodeados de lujos en Costa Rica, ha encendido de nuevo las alarmas en este país acerca de los controles de seguridad, el papel de la justicia y la violencia con que están actuando grupos del crimen organizado.

Los hermanos libaneses nacionalizados canadienses se encontraban en Costa Rica en condición migratoria irregular, Elías desde 2011 y Ziad desde 2015, y vivían en casas de exclusivas zonas de San José, conducían vehículos lujosos, eran escoltados por guardaespaldas fuertemente armados y dilapidaban grandes cantidades de dinero en centros nocturnos y comerciales.

Elías fue asesinado el lunes a tiros en las instalaciones de la escuela privada a la que fue a dejar a su hija de seis años, en un ataca en el que también murió uno de sus guardaespaldas, el costarricense Ángel Blanco, y un menor de 6 años resultó herido de gravedad al ser alcanzado por tres balas de la treintena que fue disparada por dos sicarios.

Hasta el momento las autoridades han determinado que Elías utilizaba un pasaporte israelí falso y además de propiedades y vehículos lujosos, era prestamista y dueño de varios locales comerciales.

Las autoridades sospechan que este hecho violento puede estar relacionado al narcotráfico, tráfico de armas y lavado.

Unas horas después fue arrestado su hermano Ziad en el aeropuerto Juan Santamaría cuando pretendía salir de Costa Rica, aparentemente con rumbo a Nueva York.

Ziad Akl, quien es actor y ha aparecido como extra en películas de Hollywood, se encuentra a las órdenes de las autoridades y es vinculado por la fiscalía con delitos de extorsión, tentativa de homicidio, privación de libertad y violación de domicilio.

El caso de los hermanos libaneses ha vuelto a encender las alarmas en un país donde cada vez aumentan los crímenes violentos relacionados a grupos narcotraficantes y donde los sicarios ya no les importa matar a plena luz del día, en sitios públicos y hasta en una escuela con decenas de niños dentro, como ocurrió el lunes.

En los últimos años se han vuelto frecuentes los asesinatos violentos: personas quemadas vivas, torturadas, desmembradas y tiroteadas.