Las centrales obreras de Argentina convirtieron el 1 de Mayo en una jornada de protestas contra el gobierno de Mauricio Macri, cuyos partidarios organizaron el primer acto con miras a las elecciones legislativas de medio término en octubre.
"Más que conmemorar, vamos a protestar. El gobierno está llevando a la desocupación, a los despidos y a la pobreza", dijo el martes uno de los líderes de la central CGT (peronista, oposición), en declaraciones a radio Provincia.
La CGT nuclea a la mayoría de los seis millones de trabajadores sindicalizados. El 6 de abril logró una masiva adhesión a la primera huelga general contra la política económica y laboral de Macri.
Los sindicatos cegetistas se congregaron en el estadio cerrado de Obras Sanitarias, tradicional escenario de recitales de rock and roll y partidos de básquetbol.
Los partidos oficialistas de derecha PRO y FE llamaron a sus afiliados por las redes sociales a reunirse en el estadio techado del club Ferro Carril Oeste, donde se esperaba la noche del martes un discurso de Macri.
"Estamos trabajando para sacar al país adelante y para ganar las próximas elecciones", dijo el dirigente gremial macrista, Momo Venegas, a radio Mitre.
Mas de 30 millones de argentinos estarán convocados el 22 de octubre a renovar la mitad de la cámara de Diputados y un tercio del Senado. Ambos recintos los controla la oposición, pero el macrismo suele lograr alianzas temporarias.
Venegas conduce un gremio de trabajadores rurales, el único que no pertenece ni a la CGT ni a la central CTA, también opositora y basada en sindicatos de docentes y estatales.
La CTA organizó marchas callejeras, una al Monumento al Trabajo y otra hacia el Congreso en respaldo a los gremios de maestros y profesores en conflicto salarial con el gobierno. Los educadores montaron frente a la sede del Parlamento un centro de protestas llamado Escuela Itinerante.