Cinco homicidios han sido reportados este sábado en diferentes puntos de El Salvador, los cuales se suman al hallazgo de una osamenta en el occidente del país.
Esta fue encontrada en el río Zuzula, en el cantón La Tamasha del municipio de Izalco, en el departamento de Sonsonate, informó la Fiscalía General de la República (FGR).
Por otra parte, uno de los homicidios fue localizado en el cantón El Jícaro del municipio de San Agustín, en Usulután. El crimen fue cometido con arma de fuego, dijo la FGR.
En el municipio de Huizúcar (La Libertad), otra persona fue ultimada en el cantón Nazaret, según informó la sede fiscal en Zaragoza.
Y en Santa Ana fue procesado otro asesinato con arma de fuego en la colonia Nazareno I. La víctima es un hombre.
La Fiscalía no ha proporcionado las identidades de las víctimas de ninguno de estos tres hechos violentos.
En San Miguel, en el cantón El Porvenir del municipio de Ciudad Barrios, fue asesinado un hombre que trabajaba como motorista en la ruta 316. Fue identificado como Nahúm Medrano Chicas, de 46 años.
El crimen fue perpetrado en la calle principal del cantón Nuevo Porvenir. La Policía Nacional Civil (PNC) dijo que dos hombres -uno de ellos con un gorro navarone- estaban esperando al motorista en el porton del parqueo donde guardaban el bus que manejaba y cuando llegó lo mataron. El hecho ocurrió alrededor de las 5:40 a.m. a unos 500 metros de la casa de la víctima.
El crimen fue cometido por pandilleros, sospechan que podría estar relacionado al cobro de la extorsión que exigen al propietario del bus; sin embargo esta hipótesis está en investigación. Además, la PNC asegura que el motorista no había recibido ninguna amenaza.
Mientras tanto, la ruta no ha suspendido el servicio y continúan trabajando de forma regular.
En otros hechos, un pandillero retirado identificado como Mario Alberto Hernández Bonilla, de 37 años, fue asesinado en del cantón San Eduardo en el municipio de Pasaquina del departamento de La Unión.
La víctima vivía en el caserío Lagartero pero fue encontrado muerto en un potrero del caserío Talpetate.
Una fuente policial dijo que el expandillero tenía en su espalda un tatuaje en el que se veía un número 41. Según dijo, el hombre perteneció a una pandilla que tuvo sus inicios en San Salvador hace varios años.
El crimen fue cometido con arma blanca y el cadáver tenía una herida justo en el tatuaje así como en otras partes del cuerpo. Sospechan que pudo haber sido asesinado por un pandillero alrededor de las 9:30 a.m.