De los 306 muertos por la avalancha de lodo en Mocoa, en el sur de Colombia, 99 son niños, indicó el jueves el Instituto de Medicina Legal seis días después de las inundaciones que sepultaron parte de la ciudad.
La búsqueda de desaparecidos continúa y supera los tres centenares de personas, pero la esperanza de encontrar supervivientes es prácticamente nula.
El suministro de electricidad y agua se restableció parcialmente pero las autoridades advirtieron que va a ser un proceso lento. La planta eléctrica de Mocoa fue arrasada por completo. El gobierno llevó a la zona nueve plantas eléctricas y se comprometió a instalar una planta potabilizadora de agua para sanear un millón de litros al día y paliar la situación.
La Unidad Nacional de Riesgo agregó en un comunicado que 3.240 damnificados están recibiendo atención humanitaria en siete albergues.
Unos 2.000 miembros de cuerpos de socorro asisten a las personas damnificadas y 1.500 hombres de la policía y el ejército fueron desplazados a la zona para reforzar la seguridad y evitar saqueos después de que se detuvo a 25 personas por robar casas abandonadas por familias afectadas por la avalancha.
Una de las grandes preocupaciones del gobierno del presidente Juan Manuel Santos es evitar una epidemia en esta ciudad de 42.000 habitantes, por lo que se inició una campaña de vacunación centrada especialmente en los niños. Más de 2.000 personas, la mayoría menores, fueron vacunadas contra la varicela y la fiebre tifoidea.
El ministro de la Salud, Alejandro Gaviria, dijo a The Associated Press que están disponibles 50.000 dosis más para "prevenir cualquier riesgo de contaminación o epidemias".