Con máscaras de la peste negra en las estatuas del artista Fernando Botero, un grupo de activistas protestó por la mala calidad del aire en Medellín, Colombia.
"Fuimos a las 6:00 de la mañana. La máscara fue hecha a la medida para ponérsela a una obra que se llama La Cabeza, pero cuando llegamos, la escultura estaba debajo de una carpa que nos impedía ponerla. Tuvimos que esperar un poco", contó a RT uno de los activistas del Colectivo Aire de Medellín, Daniel Suárez.
Mientras solicitaban los permisos, los activistas improvisaron y le pusieron máscaras a las demás esculturas del lugar: "Las máscaras de la peste negra cumplían una función de ser los salvadores de una epidemia, y en este caso, nosotros consideramos que la contaminación del aire es algo parecido porque no solo está pasando en Medellín sino en otros países como México, Francia, Inglaterra", sostiene Suárez.
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¿Por qué allí?
La intervención se hizo en ese lugar con el objetivo de "visibilizar la representatividad poblacional de la estación de medición de la calidad del aire Museo de Antioquia", puesto que por allí hacen vida a diario más de un millón de personas, explica la organización en un comunicado.
Hasta ahora, esa estación se considera de tránsito y no se toma en cuenta a la hora de activas las alertas y los protocolos frente a la mala calidad del aire, lo que perjudica la salud de la población que vive en esa zona, ubicada en el centro de Medellín.
En su pagina web, los miembros del colectivo publicaron un manifiesto que revela el objetivo de sus intervenciones de calle: "Queremos una ciudad que podamos respirar y caminar sin temor, con igualdad de oportunidades para los que estamos y los que vienen".
"El movimiento de personas en la estación del Museo de Antioquia es muy grande y es de las más contaminadas, entonces, queremos que se tome en cuenta a la hora de activar los protocolos de crisis", insiste Suárez.
Un estudio del epidemiólogo Elkin Martínez reveló que en los últimos 30 años han fallecido unas 65.000 personas por afecciones respiratorias vinculadas a la contaminación del aire. En 2016, la cifra de víctimas mortales asociadas a esta problemática ascendió a 3.000, es decir, un promedio de ocho muertes por día; una cada tres horas. El pasado 22 de marzo, la gobernación declaró una alerta roja.
Esa situación ha empujado a las organizaciones sociales a exigir mejores políticas públicas para garantizar la calidad del aire. Durante la actividad de hoy, afirma Suárez, "la gente fue muy receptiva, no hubo ningún comentario negativo de la alcaldía ni reacciones. Todo estuvo muy bien".