El conflicto entre el gobierno argentino y los docentes se profundizó la noche del miércoles cuando sindicatos de la provincia de Buenos Aires extendieron al jueves una huelga iniciada el lunes para reajustar los salarios y que obligó a postergar el comienzo del ciclo escolar a millones de alumnos.
Los maestros reclaman al gobierno liberal de Mauricio Macri un reajuste de entre el 30 y el 35% para compensar la merma del poder adquisitivo por una inflación que rondó el 40% en 2016.
Pero el gobierno busca limitar los reajustes al 17%, que es la pauta oficial inflacionaria para 2017.
Los docentes de todos los niveles y jurisdicciones cumplieron el lunes y martes una huelga nacional con fuerte acatamiento, y se unieron al paro de mujeres que se celebró este miércoles.
Los maestros participaron además el martes en la multitudinaria marcha de la central obrera mayoritaria CGT contra el ajuste económico y para reclamar a Macri frenar los miles de despidos que provocan el cierre de las fábricas y la caída del consumo.
El ciclo escolar debía comenzar finalmente el jueves, pero el sindicato docente de la provincia de Buenos Aires –la más poblada del país y al frente de las discusiones– dispuso que la huelga se extienda otras 24 horas en señal de protesta.
La gobernadora de la provincia, María Eugenia Vidal (del partido oficialista Cambiemos), convocó a los sindicatos el viernes por la tarde para reanudar las negociaciones, un día más tarde de lo que quieren los maestros.
Los sindicatos consideran que el retraso de la reunión es una estrategia para desgastar a los docentes en huelga.
Vidal anunció el lunes que descontará de los salarios los días de huelga tras dictar una conciliación obligatoria que los sindicatos desoyeron.