Personas de todo Brasil comenzaron el viernes con los festejos del Carnaval, y salieron a las calles a bailar samba, tomar cerveza y olvidarse por un momento de los problemas económicos.
El carnaval más famoso del mundo en Río de Janeiro empezó de una forma inusual, debido a que le alcalde no pudo estar presente en la ceremonia inaugural, por lo que éste difundió un correo electrónico en el que afirmó que el Carnaval estaba "oficialmente inaugurado".
Pero varias de las llamadas fiestas "bloco" ya habían comenzado desde la tarde. Miles de personas bailaban bajo un calor de 32 grados Celsius (90 Fahrenheit) y una intensa humedad típica del verano en el hemisferio sur.
En la fiesta callejera de las "Carmelitas", en el barrio bohemio de Santa Teresa, los asistentes se vistieron como monjas.
"El Carnaval es una fiesta muy agradable y democrática", dijo Nilse Azevedo, una asistente. "Quien quiere rezar, reza. Quien se quiere divertir en las calles, se divierte".
Pero de lo que más se hablaba era de la inusual inauguración del festival, que cada año le genera a Río ingresos superiores a los 1.000 millones de dólares.
En el sambódromo, donde las competencias de las escuelas de samba comienzan el domingo, miles de personas se hicieron presentes para la tradicional entrega de la llave de la ciudad al "Rey Momo", el rey de los placeres carnales. El exalcalde Eduardo Paes siempre realizó la ceremonia con gran fanfarria.
Sin embargo, Crivella, un obispo pentecostal jubilado que asumió el puesto el 1 de enero, decidió enviar al director de la agencia turística de Río con el fin de que lo representara en la ceremonia inaugural. Algo aún más extraño fue el rápido retiro del Rey Momo, que no concedió entrevistas como suele hacerlo y fue escoltado por guardias de seguridad para que saliera del sambódromo.
AP asegura que en Sao Paulo,las competencias de las escuelas de samba comenzaban desde el viernes en la noche, donde se presentaron fuertes tormentas.