La comisión que investiga los abusos sexuales a menores en el seno de la Iglesia católica de Portugal ha validado 290 casos cometidos desde 1950 hasta la actualidad y es “altamente probable que haya muchos más”.
El coordinador de la comisión, Pedro Strecht, ha explicado este martes en rueda de prensa que los abusos van desde mensajes de temática sexual hasta tocamientos y violaciones.
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Asimismo, sin precisar la proporción, ha aclarado que entre las víctimas hay más hombres que mujeres, “de todos los niveles de instrucción y de todo el país”; que sufrieron los abusos entre los 2 y 17 años.
Lo ha explicado en un acto convocado tres meses después de la creación de este equipo, destinado a analizar posibles casos de abusos en el seno de la Iglesia católica en Portugal. Y aquellos casos que no hayan prescrito serán derivados a la Justicia lusa.
Abusos sexuales a menores en Portugal
“Estamos en la punta del iceberg”; admitió Ana Nunes de Almeida, socióloga y miembro de esta comisión, creada por la Conferencia Episcopal Portuguesa
Por lo tanto, el comité integrado por seis personas, entre ellas psiquiatras, un exjuez de la Corte Suprema y una asistente social; inició sus labores en enero por pedido de la Conferencia Episcopal Portuguesa. Además, promete no revelar los nombres de los denunciantes.
El comité dijo que ha pedido entrevistas a los 21 obispos portugueses para discutir su trabajo. Solo 12 han aceptado reuniones y cinco no han respondido.
Las presuntas víctimas eran de sexo masculino
Además, las denuncias registradas hasta el momento se relacionan con abuso de menores de entre 2 y 17 años; dijo en conferencia de prensa Ana Nunes Almeida, socióloga en la Universidad de Lisboa y miembro del comité.
Los presuntos abusos eran variados, dijo, y hubo exhibicionismo, imágenes eróticas y penetración.
De manera que, los incidentes denunciados sucedieron cuando los menores estaban bajo cuidado de la iglesia o en organizaciones asociadas como los Boy Scouts y los grupos de estudio del catecismo. La mayoría de las presuntas víctimas eran de sexo masculino.