Johannesburgo, 11 dic (EFE).- Al menos dos personas murieron y unas 1.200 se vieron desplazadas a consecuencia de las inundaciones provocadas por las fuertes lluvias registradas en los últimos días en el área de Pretoria, la capital de Sudáfrica.
Los fallecimientos se produjeron en los distritos de Centurion (sur) y Eerste Fabriek (este).
"Tenemos a alrededor de 1.200 personas desplazadas en Tshwane (nombre del término municipal donde se encuentra Pretoria). Están siendo alojados, creo que debemos estar agradecidos a los servicios de emergencias porque han estado a la altura de la tarea", dijo el concejal Abel Tau, quien ejerce las labores de alcalde interino, según declaraciones recogidas hoy por la cadena pública SABC.
Las intensas precipitaciones llegaron a la central provincia de Gauteng – donde están Pretoria y Johannesburgo – tras varios meses de sequía que habían encendido las alarmas y la imposición de las primeras medidas de emergencia para evitar la falta de suministro de agua.
De hecho, la sequía afecta a buena parte del sur del continente africano, donde la ONU estima que hay unos 45 millones de personas en riesgo de grave inseguridad alimentaria por este fenómeno.
En Sudáfrica, la llegada de las lluvias se esperaba con impaciencia, pero la intensidad de las recientes precipitaciones y el taponamiento de las zonas de desagüe desembocaron en graves inundaciones.
Así, a las afueras de Pretoria el agua arrasó varios distritos de asentamientos chabolistas.
El presidente del país, Cyril Ramaphosa, tiene previsto visitar hoy una de las zonas más afectadas, el barrio de Mamelodi, donde se estima que el agua barrió al menos 700 hogares desde el pasado lunes.
El mandatario se encontraba hasta ayer en Egipto, en un viaje oficial que tuvo que acortar de urgencia para hacerse cargo de los importantes contratiempos que atraviesa el país.
Crisis eléctrica
Además de los problemas ocasionados por las lluvias, Sudáfrica atraviesa una grave crisis eléctrica provocada por la precaria situación de la compañía encargada de dar suministro a prácticamente todo el país, la pública Eskom.
La incapacidad de Eskom -profundamente endeudada y con grandes problemas de infraestructura- para dar abasto a la demanda de electricidad impone apagones programados rotativos que dejan sin luz a decenas de miles de personas cada día.
Este fenómeno, conocido en el país como "load shedding" (quitarse carga), se viene repitiendo con frecuencia desde el comienzo de este año, con graves perjuicios para la economía sudafricana.