Los vecinos del pueblo de Nersac, Francia, se conmocionaron al darse cuenta de que un niño de tan solo 9 años vivió sin compañía de un adulto en un apartamento durante dos años, mientras su madre, de 39 años, vivía con su pareja en un pueblo cercano.
Nadie en su entorno, ni en el colegio ni entre los vecinos, sospechaba de que el menor sobrevivía a base de botes de conservas y dulces. Además de tomates que robaba de un huerto y, a veces, lo que le daban los vecinos. Pasó temporadas sin electricidad, calefacción ni agua caliente.
El pequeño se cuidaba de contar su situación. No solo guardaba silencio sobre lo que pasaba de puertas para adentro, sino que además iba siempre bien aseado, era «sonriente y educado», no daba pistas de que estuviera abandonado.
En el colegio, su rendimiento también era de notable e iba puntual a la escuela, por lo que no saltaron las alarmas entre los docentes.
Finalmente, un vecino llamó a la Policía para preguntar si era legal que un niño de esa edad viviera solo. La Policía investigó el caso y acusó a la madre de abandono de menor.
Un niño abandonado de 9 años vivió solo en Francia y nadie se dio cuenta
En el juicio, la madre negó haber abandonado a su hijo. Sin embargo, la gendarmería demostró que el niño vivía solo en el apartamento y que la madre no lo acompañaba a la escuela. La mujer fue condenada a un año y medio de prisión, de los que tendrá que cumplir seis meses con un brazalete electrónico.
El caso del niño de Nersac ha causado conmoción en Francia y ha puesto de manifiesto la necesidad de reforzar los sistemas de protección de los menores. La madre ofreció varias explicaciones para justificar su comportamiento, pero ninguna de ellas fue convincente para los jueces. Desde que internaron a su hijo hace más de un año, solo ha dado el paso de ir a verlo dos veces.
Tras una investigación exhaustiva, los policías descubrieron que Alexandra pasaba las noches en Sireuil y no llevaba a su hijo al colegio ni a la universidad. El niño era buen estudiante, por lo que los profesores no notaron nada. La justicia calificó estos hechos como “abandono de un menor comprometiendo su seguridad”.
El niño fue puesto en una familia de acogida, donde confirmó lo que la policía había descubierto. Explicó que primero había vivido con su hermano mayor.