Tras varias horas de tensión, la Reina Isabel aceptó la renuncia a sus funciones de Meghan Markle y el Príncipe Harry, los Duques de Sussex, pero no todo salió a pedir de boca a la pareja, ya que la monarca se quedará con la custodia de Archie, el primer hijo de la joven pareja.
Esta decisión se basa en la Ley George I, que se remonta al año de 1717, según dio a conocer la experta real Marlene Koenig, en diálogo con el diario ‘The Mirror’. Esta regla, a grandes rasgos señala, Su Majestad tiene la custodia legal total de todos los miembros de la familia real hasta que cumplan su mayoría de edad.
El monarca impuso esta medida por la mala relación que tenía con su hijo, George II. Es decir, se aseguró tener la guarda de sus nietos a como diera lugar.
Así, se entiende por custodia “la educación y el cuidado” de los menores, “disponer el lugar de su morada”, “elegir a sus maestros”, y “aprobar sus matrimonios”.
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Cabe decir, la reina tuvo en su momento la custodia completa del Príncipe William y Harry cuando eran más jóvenes. Este hecho salió a la luz cuando el príncipe Carlos y la princesa Diana se divorciaron en 1996.
Así, en un futuro, los padres de Archie, Megan y Harry, por cuestiones legales necesitan el permiso de la Reina Isabel para sacar a él y los hijos venideros de la pareja, de Inglaterra.
Ahora que el Príncipe Harry y Meghan Markle han decidido vivir tanto en Canadá como en Reino Unido, se espera que la Reina Isabel no se oponga para que el bebé Archie, también lo haga con ellos.