Las autoridades australianas anunciaron este jueves el cierre del aeropuerto de Camberra, el noveno del país por número de pasajeros, a raíz de un incendio forestal y entre alertas en el país por nuevos fuegos debido a la subida de temperaturas.
Además, un avión cisterna C-130 Hercules se estrelló en el área Snowy Monaro, al sur de Camberra, durante las operaciones contra los fuegos, aunque las autoridades no ha dado detalles del incidente ni de posibles víctimas.
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Los vuelos con origen y destino al aeropuerto de la capital de Australia fueron suspendidos alrededor del mediodía a raíz de un foco cercano, indicó el aeródromo en un mensaje publicado en las redes sociales.
Las autoridades australianas activaron de nuevo este jueves la alerta por peligro de incendios, que desde septiembre han arrasado un terreno del tamaño de Siria (180.000 kilómetros cuadrados), por la subida de temperaturas, que superan en algunos puntos los 40 grados.
En la región de Sídney, donde los termómetros alcanzaron los 41 grados, se temen condiciones de calor intenso, fuertes vientos y potenciales tormentas que podrían agravar la situación.
Aumento de incendios
La Oficina Meteorológica del estado de Nueva Gales del Sur, cuya capital es Sídney y en donde arden 84 focos, de los cuales 40 permanecen fuera de control, indicó que los fuertes vientos en altas montañas "aumentan el peligro de incendios".
"Es posible que (los fuegos) se aviven o comiencen otros", señaló Shane Fitzsimmons, jefe de los bomberos de Nueva Gales del Sur, en una rueda de prensa donde subrayó la dificultad de la presente jornada.
Los incendios forestales, que arden desde septiembre pasado y se agravaron durante la Nochevieja, ya han causado la muerte de 29 personas y afectado a más de mil millones de animales, así como calcinado más de 2.500 viviendas.
Estos fuegos, que según los expertos son más intensos debido al calentamiento global, han emitido desde que se iniciaron 400 megatones de dióxido de carbono en la atmósfera, un valor que equivale al promedio anual de emisiones del país, según el programa de monitoreo Copérnico.
Una encuesta del Instituto Australia publicada hoy reveló que el 57 por ciento de los 24,6 millones de habitantes sintió el impacto de los incendios y el humo procedente de ellos, mientras que un 26 por ciento, que representan a más de 5 millones de adultos australianos, experimentaron problemas de salud.
Asimismo el informe indica que alrededor de 1,8 millones de personas no pudieron trabajar por los incendios, una pérdida en la productividad estimada en 1.300 millones de dólares australianos (894 millones de dólares americanos o 806 millones de euros).
"Australia está en las garras de un desastre climático nacional. Los impactos sociales, económicos y médicos son enormes y apenas comienzan a hacerse evidentes", dijo Tom Swann, investigador principal del Instituto Australia.