Atrapados en una ciudad aislada del mundo, los habitantes de Wuhan esperan angustiados en un hospital de esta metrópolis china los resultados de las pruebas que pueden anunciarles que el coronavirus también los alcanzó a ellos.
Numerosos habitantes de Wuhan, en la provincia de Hubei, acuden a los hospitales locales, para tomarse la temperatura o padeciendo ya fiebre, en un momento en que la epidemia ya ha causado 26 muertos y afectado a unas 800 personas, la mayoría de ellas en esta región.
Las calles de la ciudad estaban vacías este viernes, después de que las autoridades ordenaran a sus habitantes que no abandonen Wuhan, y decidieron suspender eventos o cerrar algunos lugares públicos.
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La ciudad y su región están de hecho en cuarentena desde el jueves y más de 40 millones de habitantes han recibido la prohibición de abandonar el lugar.
"Tengo tos, tengo fiebre, por eso me preocupa estar infectado", asegura un hombre de 35 años, llamado Li, en el Wuhan Fifth Hospital.
"No conozco aún los resultados (de mis análisis). Estoy nervioso", agrega.
La mayoría de la gente que acude al hospital es de mediana edad, o mayor, y a su llegada se les entregan termómetros de mercurio.
Tras tomarse ellos mismos la temperatura, en la boca o la axila, los nerviosos pacientes devuelven el material al personal hospitalario. Médicos y enfermeros están envueltos en atuendos blancos de protección, llevan guantes, mascarillas y gafas.
Los termómetros son brevemente controlados, antes de ser colocados en una amplia caja de metal. Una enfermera toma la temperatura a una mujer de mediana edad, luego examina pausadamente el termómetro, antes de volverse a la paciente y decirle: "tiene que ver al médico".
Miedo al contagio
En otro hospital, Huang Wei, de 42 años, dice temer que la situación empeore si la gente enferma está en contacto con los demás en esta ciudad de 11 millones de habitantes. Se pregunta si habría suficiente capacidad sanitaria para hacer frente a una extensión de la epidemia.
"El tratamiento médico no es suficiente. Se tarda demasiado tiempo, y los contagios pueden ocurrir en las largas colas formadas ante los hospitales", dice.
"Eso es lo que me preocupa", concluye.
Muchos pacientes tienen que aguardar horas haciendo fila frente al hospital de la Cruz Roja para que se les controle la temperatura. Muchos de ellos, cansados, se sientan en los taburetes que han traído. La espera es demasiado larga.
Aunque todos los miembros del centro hospitalario llevan protección, algunos de los pacientes que esperan no portan siquiera mascarillas, pese a las órdenes en este sentido de las autoridades municipales.
En una cercana farmacia, el personal, nervioso, impide la entrada a la gente. Se limita a entreabrir una puerta y atender así a los clientes, que precisamente quieren comprar mascarillas.
En el exterior de un hospital, un cartel explica que el establecimiento "está íntegramente reservado a los enfermos con fiebre".
Nuevo hospital
"Nuestro hospital ya no acepta a los demás enfermos" se agrega. Pero el ambiente es caótico y pese al gran número de pacientes hay pocos vigilantes.
"Los que están sanos ¡fuera!" grita uno de ellos, irritado ante los empujones que se producen ante una sala de consultas.
Ante el riesgo de que los centros médicos no den abasto, la ciudad acaba de iniciar la construcción de un hospital con 1.000 camas, que debe estar terminado en… diez días.
Desde este viernes, decenas de grúas se activaban en el terreno donde se construirá el futuro hospital, según imágenes divulgadas por la televisión nacional.
Además, 40 médicos militares serán enviados a la región para reforzar a sus colegas civiles del hospital pulmonar de Wuhan, según informó la televisión.