En Estados Unidos parece que los Gobiernos locales han dejado de construir piscinas municipales y la falta de financiación por parte de los mismos; ha hecho que estas se vayan deteriorando.
Algo tan simple como meter un bañador y una toalla en una mochila; e ir a pasar una calurosa tarde de verano a una piscina municipal no es una opción en Estados Unidos. Allí estas instalaciones; que se comenzaron a construir a principios del siglo XX, escasean.
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La falta de financiación por parte de los gobiernos locales ha hecho que se vayan descuidando las piscinas municipales. Por este motivo; este entretenimiento veraniego apenas tiene cabida en el país.
«Hemos llegado a un punto en el que gran parte de la recreación que se lleva a cabo en los veranos ocurre en espacios privados o en lugares sin apoyo»; indica Andrew Kahrl, historiador de la Universidad de Virginia.
De este modo, se calcula que hay una piscina municipal al aire libre por cada 38 mil personas. Un ratio bastante alto al tener en cuenta que no todo el mundo tiene la capacidad económica de tener una piscina privada en su casa. Por este motivo; la clase baja es la que más está sufriendo la retirada de fondos para las piscinas públicas.
Y esta situación está provocando que el 79% de los niños provenientes de familias con ingresos inferiores a 50 mil dólares al año no tengan habilidad para nadar. Según este estudio de 2018; se trataría del 64% de los niños de color; el 45% de los niños hispanos y el 40% de los niños blancos.