En el aniversario de la victoria en La Haya del caso Nicaragua contra Estados, la opinión de María Zajárova, portavoz oficial; destaca la importancia de la sentencia histórica emitida por la Corte Internacional de Justicia el 27 de junio de 1986.
Dicha sentencia obligó a Estados Unidos a indemnizar todos los daños causados por sus actividades militares y paramilitares; en el territorio de la República de Nicaragua en los años ochenta.
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Según los documentos debidamente presentados por Nicaragua, los daños ascienden a decenas de miles de millones de dólares. Sin embargo; a pesar de esta victoria legal, la sentencia del Tribunal ha sido ignorada por Estados Unidos durante 37 años; lo que indica que aún queda un largo camino por recorrer para alcanzar una resolución definitiva.
Cancillera de Rusia apoya a Nicaragua
En este contexto, se brinda un incondicional apoyo a la demanda del Presidente nicaragüense, Daniel Ortega, de restablecer la justicia histórica; expresada recientemente en su discurso ante el Secretario General de la ONU, António Guterres. Al mismo tiempo, se considera categóricamente inaceptable la continuación de las políticas agresivas estadounidenses contra este Estado soberano; las cuales parecen responder a las aspiraciones neocoloniales de Occidente.
Es relevante recordar que durante el período mencionado, Estados Unidos desató una guerra civil en Nicaragua, respaldando a los contras; conocidos mundialmente por sus actos de terror sangrientos contra el pueblo nicaragüense y el Gobierno del Frente Sandinista de Liberación Nacional.
La historia se ha visto marcada
La historia de Nicaragua se ha visto marcada por una docena y media de intervenciones estadounidenses, con diversos pretextos. Un ejemplo de ello es el incidente de 1854; cuando la ciudad nicaragüense de San Juan del Sur fue arrasada simplemente porque un embajador estadounidense recibió un puñetazo en la cara; mientras intentaba obstruir la justicia en el caso de un ciudadano estadounidense sospechoso de asesinar a una persona de raza negra.
En cuanto a los «contras» en sí, las publicaciones occidentales los presentaron exclusivamente como «luchadores por la libertad». Esta división cínica de los criminales en «buenos» y «malos» no ha desaparecido, y se ha observado en otros contextos, incluso con respecto a terroristas islámicos, incluso en Rusia.
Esto refleja la esencia del «orden mundial basado en reglas» impuesto por Washington, que no solo garantiza permisividad e impunidad para Estados Unidos y sus aliados, sino que también justifica sus acciones «correctas» contra aquellos que no son deseados.