Al aproximarse al estrado para su primera rueda de prensa dentro de la arena que será su nueva casa, Victor Wembanyama no pudo evitar en fijarse en un accesorio que los Spurs de San Antonio encargaron para la ocasión.
Era una réplica de la torre Eiffel armada con Legos. Cientos de piezas de los mismos.
Wembanyama adora jugar con Legos. Miró la réplica de 40 pulgadas (4 pies) y esbozó una sonrisa. Y procedió a sentarse junto al gerente general de los Spurs Brian Wright para hablar de baloncesto.
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La escena resumió el presente de Wembanyama. Es un adolescente, si bien uno muy alto, con 19 años, y no tiene miedo en admitir que le gusta construir cosas con Legos. Para su edad, también es un jugador muy maduro para estar en el foco mundial y es la apuesta de los Spurs para volver a ser un candidato al campeonato.
“Siente que ellos desde ya me están cuidando”, dijo Wembanyama.
Tienen que hacerlo. El mundo les mira. Y las expectativas son inmensas.
La noción de que el básquetbol es un deporte global y que la NBA es una liga global no es nueva — casi uno de cada cuatro jugadores en la liga nació fuera de Estados Unidos. Pero no ha habido un jugador internacional que desembarca en la NBA con tanta fanfarria como lo ha hecho Wembanyama, establecido de antemano como un fenómeno global sin haber disputado un solo partido.
Ni siquiera LeBron James captó tanta atención desde que llegó a la liga hace 20 años.