Con los nervios de punta y con golpes en su cuerpo terminó una mujer, luego que cayera accidentalmente de una unidad de transporte público que cubre la Ruta 110 en el sector de la UCA, en Managua.
Testigos que venían a bordo de la unidad de transporte este viernes, aseguraron que la señora se resbaló porque un sinvergüenza le iba robando el teléfono celular a su hijo a la hora que estos se disponían a bajar del bus; por lo que la mujer se giró e intentó agarrar la mano del degenerado sujeto, cayendo automáticamente al pavimento.
“Ella venía en la ruta y se resbaló porque un tipo le venía robando el teléfono al muchachito de ella. Se lo venían sacando de la mochila y la señora se soltó del tubo para agarrarle la mano al ladrón ese y se zafó y cayó a la carretera”; alegó Arnulfo Espinoza, testigo del hecho.
El delincuente de identidad aún desconocida, al observar que no iba a poder lograr su cometido porque todos lo habían descubierto; abrió la puerta del transporte colectivo y huyó del lugar sin dejar rastro alguno. Todo el mundo se enfocó en ayudar a la infortunada mujer.
Intento de robo que dejó lesiones en una mujer en Managua
“Hermano yo vengo entrando a la bahía cuando de repente la señora comienza gritar: ‘me van robando, me van robando’. En ese momento yo solo volteo a ver a la derecha, abrieron la puerta y en sí solo vi salir a un tipo corriendo y ya vi a la señora en el suelo. Gracias a Dios el niño no se cayó porque dicen el chavalito es especial. El ladrón fue el que forcejeó y abrió la puerta”; aseguró Ángel Aguirre, conductor de la Ruta 110, en Managua.
Una unidad del Ministerio de Salud se trasladó al lugar para valorar a Patricia del Socorro Rostrán, quien producto a la caída terminó con golpes de consideración en su humanidad.
Posteriormente, la trasladaron a un hospital capitalino para que médicos de turno descartaran cualquier fractura no visible.
La actitud heroica que mostró Doña Patricia casi le cuesta la vida. Por fortuna la situación no pasó a más, pero es importante que seamos precavidos y sensatos a la hora de andar en las calles; ya que los dueños de lo ajeno andan esperando el momento exacto para cometer sus fechorías.