Jonatan Matías Blanco, un pastor evangélico que se dio a la fuga después de ser acusado en Argentina de abusar sexualmente de seis niños, es capturado en España.
El pastor, de 38 años, cuenta con un historial de abusos por distintos hechos ocurridos entre 2017 y 2021. Blanco, aprovechaba el vínculo de confianza construido con el trato frecuente con los adolescentes que participaban en su organización, para luego perpetrar los abusos.
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La metodología consistía en encontrar pretextos para avanzar con sus intenciones. En una de las denuncias se explica que Blanco le prometió a una de sus víctimas, un chico de 14 años, regalarle una rueda para el monopatín que le habría traído de un viaje a los Estados Unidos. El pastor lo invitó a dormir a la casa de su madre, algo que los padres consintieron. En ese entorno, le tocó los genitales sin su aprobación. El niño se dio cuenta de lo ocurrido.
Según las autoridades de Argentina, la mecánica se repitió en otros seis casos similares, buscando situaciones para quedarse a dormir junto a sus futuras víctimas. En otro hecho, invitó a dos hermanos, de 12 y 14 años, manoseó los genitales del más chico, le practicó sexo oral y luego le sacó fotos y lo filmó.
Acusan a un pastor de Argentina de ser un violador
En otra denuncia, el pastor invitó a otro menor de edad a participar de las oraciones que realizaba alrededor del Hospital Sirio Libanés, donde estaba internada su madre, aprovechando esa circunstancia de mayor vulnerabilidad. En ese contexto se fueron al mismo departamento, y allí cometió el abuso con la excusa de darle un masaje.
La víctima “despertó con la sensación como si le estuvieran bajando la piel del prepucio y vio al pastor muy cerca de él, tanto que alcanzó a sentir su respiración en su oído”; según consta en las actuaciones policiales de Argentina. Al darse cuenta, el chico quiso voltearse, pero recibió un beso en la cara, suponiendo que estaba dormido.
M.E.J., el adolescente de 12 años que denunció a Blanco, también fue objeto de la técnica del masaje. El pastor se le abalanzó y metió sus manos en el short de fútbol. El chico reaccionó al abuso y le preguntó qué hacía. En esa ocasión, Blanco paró, y le dijo, excusándose: “Masajitos bro”.
Las invitaciones del acusado incluían otros motivos que pudieran captar la atención de los adolescentes de su congregación. Los convocaba a jugar a la Playstation, ver una película o tomar mate.
En uno de los casos, Blanco abusó de un adolescente un día antes de que cumpliera la mayoría de edad. En la noche que ocurrió el delito, mientras dormía, el joven se dio cuenta de que había pasado algo sin su consentimiento. Advirtió que estaba con sus calzoncillos semi bajos, y creyó que lo que sospechaba no había pasado o se trataba de un sueño.