La Luna no se habría formado progresivamente dentro de un disco de escombros alrededor de la Tierra; sino que sería el producto de la evolución de un cuerpo que se colocó inmediatamente en órbita alrededor de nuestro planeta; luego de una violenta colisión, hace 4.500 millones de años, entre la joven Tierra y un objeto del tamaño de Marte llamado Theia.
Esto explicaría la semejanza entre las rocas lunares devueltas por los astronautas del Apolo y el manto de la Tierra.
Un grupo de investigadores del Instituto de Cosmología Computacional de la Universidad de Durham, en Reino Unido, sostiene en un nuevo estudio publicado recientemente en la revista Astrophysical Journal Letters que la formación de la Luna y su ubicación en la órbita terrestre se concretó inmediatamente después del impacto entre la proto Tierra y un cuerpo denominado Theia, hace alrededor de 4.500 millones de años.
La teoría, elaborada con base en simulaciones informáticas; contradice las principales hipótesis que se manejan actualmente en cuanto al proceso de formación de nuestro satélite natural.
Hasta el momento, se cree que la Luna se fue formando mediante la acumulación gradual de los escombros del impacto entre la Tierra primitiva y Theia; que tenía un tamaño similar al de Marte. Sin embargo, las mediciones de rocas lunares, devueltas a nuestro planeta en el marco de la misión Apolo, muestran que su composición es prácticamente idéntica a la del manto de la Tierra. Por el contrario, los escombros que habrían conformado el disco a través del cual se formó progresivamente la Luna deberían provenir principalmente de Theia.
Un cambio de escenario en la Luna
Theia disponía de un diámetro de unos 6.102 kilómetros, y aún no está confirmado si se formó en el Sistema Solar interior o exterior. Existen teorías que indican que gran parte del agua de la Tierra se originó en Theia, y que incluso el núcleo de la Tierra es más grande de lo esperado para un cuerpo de su tamaño debido a que incluye parte del manto de Theia.
Teniendo en cuenta esta contradicción sobre la conformación de las rocas lunares, el escenario del “satélite inmediato” no resulta para nada descabellado. Al mismo tiempo, abre nuevas incógnitas sobre la órbita lunar inicial y en cuanto a la estructura interna de la Luna. De esta manera, las próximas misiones lunares deberían revelar nuevas pistas sobre qué tipo de impacto gigante condujo a la formación de la Luna; y confirmar o no la nueva hipótesis. Esta información también ampliará nuestros conocimientos sobre la historia de la Tierra.
Para llegar a sus conclusiones, los investigadores liderados por Jacob Kegerreis simularon cientos de impactos diferentes; variando el ángulo y la velocidad de la colisión, así como las masas y giros de los dos cuerpos que protagonizaron el choque. Según una nota de prensa, su propósito fue buscar escenarios que pudieran explicar el sistema Tierra Luna actual.
Los científicos indicaron que la potencia informática adicional empleada les permitió descubrir características que no eran accesibles para estudios anteriores, basados en simulaciones con resoluciones estándar. A través de las simulaciones de alta resolución; lograron una mayor precisión sobre las características de los cuerpos y lograron apreciar cómo las capas exteriores de la Luna eran más ricas en material procedente de la Tierra.
La Luna se habría formado súbitamente luego de un enorme impacto https://t.co/bRgwdjJ6m0
— El Periódico Mediterráneo (@epmediterraneo) October 4, 2022
En tanto, si se comprueba que gran parte de la Luna se formó inmediatamente después del violento impacto, esto también podría significar que se derritió menos durante su formación que lo indicado en las teorías estándar, donde la Luna creció dentro de un disco de escombros alrededor de la Tierra. La nueva hipótesis podría marcar un escenario diferente en cuanto a la conformación interna de la Luna.