Nairobi, 8 jul (EFE).- Unos 180 cuerpos han sido descubiertos en varias fosas comunes en un pueblo en el norte de Burkina Faso, víctimas de crímenes en los que, según denunció este miércoles Human Rights Watch (HRW), podrían estar involucradas las fuerzas de seguridad del Gobierno.
Los cuerpos, según los residentes de Djibo, el pueblo en el norte del país donde se han descubierto las fosas, pertenecen a hombres, la mayoría fulani o peúles, una etnia de pastores seminómadas.
Fueron depositados en grupos de entre tres y veinte cadáveres en las cunetas de carreteras principales, bajo puentes y en campos y descampados entre noviembre de 2019 y este pasado junio, según explicó HRW en un comunicado.
Los residentes de Djibo decidieron ir enterrando entre marzo y abril en estas fosas comunes los cadáveres que se iban encontrando, pero otros permanecen sin sepultura al aire libre, muchos con los ojos aún vendados y maniatados.
Un campo de batalla
"Las autoridades de Burkina Faso deben destapar con urgencia quién ha convertido Djibo en un campo de batalla", consideró la directora para el Sahel de HRW, Corinne Dufka, quien señaló directamente a las fuerzas de seguridad del gobierno como responsable de los crímenes.
HRW sustenta esta acusación en los relatos de los residentes de Djibo que coinciden en que las fuerzas de seguridad, que controlan este territorio, ejecutaron a la mayoría de hombres.
El Ministerio de Defensa de Burkina Faso, en alusión a estas fosas comunes, aseguró que va a investigar el caso y explicó que sus operaciones respetan los derechos humanos.
Los asesinatos ocurrieron cuando se dispararon los ataques de insurgentes yihadistas en la zona, por lo que el Gobierno sugiere que podrían haber sido éstos los autores de los crímenes y no el Ejército.
Es "difícil para la población a veces distinguir a los grupos terroristas de las fuerzas de defensa y seguridad", aludió el ministerio de Defensa a HRW.
Los ataques yihadistas se han multiplicado en Burkina Faso en el último año, pero sobre todo en la zona del Sahel, en la frontera con Malí y Níger.
Además, aunque Djibo no está lejos de zonas de control yihadista y ha sufrido algún ataque, según los residentes de la zona, los cadáveres no parecen haber sido abatidos en batalla, ya que los muertos aparecían a pesar de que no hubiera habido batallas o enfrentamientos.