Los artesanos indígenas mexicanos han denunciado el plagio de sus diseños por parte de marcas y diseñadores internacionales y han tachado como una violación a la propiedad intelectual.
Carmen Lucio, una mujer indígena otomí cometa que «hacer una típica muñeca de trapo Lele puede demorar hasta 14 horas, mientras que bordar una bolsa implica un trabajo de meses». La artesana para vivir se encarga de vender los productos que ella misma fabrica; desde su imaginación e identidad. «Yo lo hago, lo corto, lo mido, luego voy a cortar los estambres»; explica.
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Las imágenes que plasman decenas de artesanos indígenas en su trabajo han sido copiadas por grandes empresas e incorporadas y reproducidas en sus propios modelos. Algunos imitadores aseguran que lo han hecho con el único objetivo de rendir un tributo a la cultura mexicana.
La cultura de los Mexicanos y su identidad
Irma Pineda, representante de los pueblos indígenas de Latinoamérica y el Caribe ante la ONU, opina que ese «es un argumento falaz de estas empresas, que lo único que buscan es justificar o matizar el robo que están haciendo de las creaciones de los pueblos»; y denuncia que se trata de un «un abuso y un robo descarado».
Según la organización Impacto, entre 2012 y 2019, 23 marcas internacionales se han apropiado de los diseños tradicionales de pueblos indígenas.
La Cámara Alta de la República, aprobó por unanimidad la Ley Federal de Protección del Patrimonio Cultural de los Pueblos y Comunidades Indígenas, que estipula que todo aquel que robe o plagie la identidad textil y cultural de los pueblos autóctonos podrá recibir una pena de hasta 20 años de cárcel.
«Si las comunidades y la gente se organizan para exigir el respeto a sus derechos se logra bastante»; afirma Pineda, y subraya que finalmente «estas marcas se han visto obligadas a pedir disculpas públicas»; e incluso algunas han tenido que retirar del mercado los diseños plagiados.
Los diseños y el arte del país se han ganado un lugar destacado a nivel mundial. Sin embargo, más allá del vaivén de las tendencias de moda, detrás de los bordados y las históricas piezas, hay toda una cultura profunda. Una circunstancia que no deberían olvidar aquellos que portan estampas o exhiben orgullosos en sus estantes parte de una herencia que se fue forjando de generación en generación.