Las potentes ondas que surgen en el cielo debido a la presión de la atmósfera pueden armonizarse con ella y crear resonancia, según un reciente estudio publicado en la revista académica Journal of the Atmospheric Sciences.
De esa forma, toda la atmósfera de la Tierra reverbera de manera similar a las ondas sonoras dentro de una campana, concluyen los científicos Kevin Hamilton, de la Universidad de Hawái en Manoa (EE.UU.), y Takatoshi Sakazaki, de la Unidersidad de Kyoto (Japón), autores del estudio.
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La 'música' de la atmósfera no puede oírse, sino que adquiere la forma de ondas de gran escala presión atmosférica que rodean nuestro planeta y se mueven alrededor del ecuador, algunas hacia el este y otras hacia el oeste.
Los autores de la investigación estudiaron estadísticas de presión atmosférica de un período de 38 años registrados en la base de datos meteorológicos ERA5, centrándose especialmente en las ondas con frecuencias de entre dos y 33 horas y con más de 5.000 kilómetros de longitud que se desplazan en torno del globo a velocidades de más de 1.000 kilómetros por hora, indica un comunicado de la Universidad de Hawái.
Una teoría de hace cientos de años
Los investigadores descubrieron que cuando las olas se desplazan por el aire a una altura y velocidad determinadas, resuenan con la atmósfera, creando un fenómeno parecido a la forma en la que reverberan las ondas sonoras dentro de una campana. El hallazgo de Hamilton y Sakazaki confirma la teoría de las oscilaciones globales, que tiene sus raíces en el trabajo del siglo XIX del físico y matemático francés Pierre-Simon Laplace.
"Las frecuencias y patrones mundiales que hemos observado coinciden muy bien con los que se habían previsto teóricamente. Es emocionante ver cómo la visión de Laplace y de otros físicos pioneros queda completamente confirmada dos siglos después", afirmó Sakazaki en el comunicado.
El equipo identificó la presencia de decenas de modos de ondas predichos, entre ellas, por ejemplo, las ondas de Rossby, que tienen baja frecuencia y se propagan hacia el oeste, y las ondas de Kelvin que se desplazan hacia el este.
"La detección de tantos modos en datos reales evidencia que la atmósfera sí está sonando como una campana. Esto, finalmente, pone fin al antiguo y clásico debate en la ciencia atmosférica, pero al mismo tiempo sienta las bases para nuevas investigaciones para comprender tanto los procesos que excitan las ondas como los que las amortiguan", agrega Hamilton.