Un hombre de 33 años con antecedentes de uso de drogas ilícitas; se presentó en un hospital diciendo que venía de cinco días de dolor testicular. Además con una cantidad sustancial de espermatozoides por el recto; así mismo eyaculaba durante los últimos dos años.
La sorpresa de los médicos fue mayúscula, y la rápida realización de una tomografía computada revelaron la evidencia de una fístula rectal-prostática.
El sorpréndete caso fue publicado en la revista Cureus por los especialistas Frank Ventura, Christopher Nguyen, Alexander Dang; además de Michelle Baliss y Lindsay Sonstein. Todos de la Universidad de Texas.
Las fístulas rectal-prostáticas son conexiones anatómicas poco frecuentes entre la uretra prostática y el recto. Estas son típicamente iatrogénicas; pero que también pueden resultar de otra patología subyacente.
En este caso único, la fístula rectal-prostática provocó el paso rectal de los espermatozoides. Los investigadores afirmaron que el excesivo consumo del paciente, de quien no se reveló su identidad; fue el inicio del todo un problema que derivó en el encadenamiento de sucesos.
Eyaculaba por ‘detrás’
Los doctores encontraron que llevaba dos años expulsando gases en la orina (pneumaturia), orinando materia fecal (fecaluria) y expulsando una “cantidad sustancial” de orina y semen por el recto.
Investigando el historial pasado del paciente encontraron que dos años antes, alrededor del inicio de los síntomas, había estado en coma tres semanas después de una intoxicación por cocaína y fenciclidina (PCP). Durante su estancia en el hospital se le colocó un catéter de Foley, durante el cual probablemente se causó la lesión.
La sonda Foley se utiliza principalmente en aquellos pacientes que han sido sometidos a intervención quirúrgica, para el control de la cantidad de orina secretada o bien para maniobras de drenaje continuo de la vejiga.
«Los médicos deben tener en cuenta otros riesgos potenciales como las lesiones uretrales. Este caso no solo destaca una complicación poco común del uso del catéter, sino que también enfatiza la importancia de la atención plena del proveedor cuando se utilizan terapias aparentemente benignas como los catéteres de Foley»; indicó el estudio.