A menudo nos encontramos con personas con las que nos resulta algo incómodo charlar porque, sí, cuando abren la boca emana un hedor desagradable que nos aturde, marea e incluso llega a darnos arcadas. Peor aún es cuando detectamos que es nuestro propio aliento el que propaga un olor apestoso que no conseguimos erradicar ni con chicles de eucalipto. Te cepillas a fondo y crees que lo has frenado, pero cuando menos te lo esperas tu aliento vuelve a dejarte en evidencia con tus interlocutores y no sabes cómo acabar con el problema.
La halitosis generalmente se produce por la descomposición bacteriana de restos de alimentos, de saliva, de células de la mucosa oral o de sangre entre los dientes, que generan sustancias de azufre volátiles. Un problema que afecta a una de cada cuatro personas y que se estima padece más del 50% de la población en algún momento de su vida.
Está claro que mantener una limpieza bucodental apropiada es fundamental, pero no suficiente. Un reciente estudio publicado en Journal of Clinical Periodontology parece haber dado con la estrategia definitiva para solucionar el mal aliento. Y apenas requiere de tres sencillos pasos.
Como probablemente hayas percibido en tu día a día, el olor bucal desagradable suele ser más intenso a primera hora de la mañana; ya que durante las horas de sueño las estructuras de la boca están en reposo y la producción de saliva es muy escasa.
Nuestro propio aliento
El cepillado de dientes a primera hora de la mañana y antes de acostarnos puede ayudar, pero los científicos insisten en que si no ponemos en práctica el plan completo apenas aplacaremos el problema. Esto es lo que tienes que hacer cada día para acabar con la temida halitosis.
Según los investigadores la lengua es la verdadera responsable del mal aliento. Resulta que todas las pequeñas grietas y ranuras que hay en su superficie alberga una gran cantidad de los microorganismos que conducen a la aparición de las sustancias volátiles de azufre que producen el temido mal aliento. Así es, te cepillas los dientes como un loco pero olvidas el verdadero foco del hedor bucal: hay que limpiarla igual que haces con tus dientes y encías.
Abren la boca emana un hedor desagradable
“Cepillarse la lengua con un cepillo de dientes puede hacer que las bacterias malolientes se dispersen por diferentes lugares de la misma, para limpiarla adecuadamente lo mejor es usar un raspador de lengua plano de atrás adelante para eliminar la mayor cantidad posible de bacterias”, explica en Yahoo Denis Kinane, decano de la Universidad de Medicina Dental de Pensilvania.
“Las personas que utilizan un raspador de lengua reducen los compuestos volátiles de azufre en un 42% frente al 33% de los que sólo la cepillan”, asegura el experto. No sólo eso, los efectos del raspado ayudan a mantener el aliento fresco durante más horas. Si lo has intentado hacer en varias ocasiones y has sentido arcadas al hacerlo, aquí va un sencillo truco: coge aire y aprovecha cuando lo estés expulsando por la boca para cepillar tu lengua. Evitarás esa desagradable sensación.
acumulando células muertas
Cuando experimentamos esa sensación de boca seca y pastosa debemos tener en cuenta que, además de ser algo desagradable estamos acumulando células muertas en la lengua; las encías y las mejillas. “Si no tenemos suficiente saliva, las bacterias comienzan a alimentarse de estas células muertas y se multiplican, y esto genera gran cantidad de moléculas relacionadas con azufre que provocan el mal aliento”, comenta Kinane.
La solución es tan sencilla como mantenernos hidratados, pero si notamos que el problema persiste los investigadores recomiendan el uso de un colutorio. “Si tu aliento apesta y no tienes un brebaje alrededor, puedes enjuagarte la boca varias veces con agua corriente; la acción del enjuague eliminará algunas de las bacterias malolientes”, recomienda el experto.